Guía devocional de la Biblia

Día 1

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 19:13–15

1. ¿Por qué las personas sentían la necesidad de traer a los niños para que Jesús orara por ellos? ¿Que estaban pensando?

2. ¿Había alguna buena razón para que los discípulos rechazaran a los niños? ¿Lo habría hecho usted si fuera uno de los discípulos?

3. A pesar de lo ocupado que estaba Jesús, ¿por qué se molestaría en orar por los niños? ¿Qué habría orado por los niños?

4. ¿Cuál es el requisito para que alguien entre al reino de Dios? (Ver Juan 3:16.) ¿Qué tiene que ver esto con los niños? ¿En qué sentido el ser como un niño define lo que es la “fe que salva”?

5. Al “poner las manos sobre ellos”, ¿Jesús buscaba enseñar algo, o solamente realizar un acto en esencia?

6. ¿Cómo debe usted tratar a los niños, especialmente en la iglesia?

7. ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Ser como niños

Mientras yo reflexionaba sobre la acción de Jesús de bendecir a los niños en Mateo 19 y Su recordatorio de que “de los que son como estos es el reino de los cielos”, recordé inmediatamente las dos historias a continuación.

La primera es una historia que usted probablemente haya escuchado en varias formas, y de cuya autenticidad a veces dudo. Sin embargo, su mensaje es uno que debemos escuchar una y otra vez. La versión que primero escuché hace muchos años era ambientada en la Europa de la posguerra, donde un soldado estadounidense caminaba por las calles de una ciudad devastada por la guerra. Entró en una panadería a comprarse unos panes. Mientras miraba por la ventana de la tienda, vio a un niño pequeño con su cara pegada a la ventana mientras miraba el pan que estaba en exhibición. Era evidente que tenía mucha hambre, pero no tenía dinero. El soldado se sintió conmovido por su difícil situación y, al salir de la panadería, le ofreció su pan al niño. El niño quedó desconcertado por este inesperado acto de generosidad y compasión. Miró al soldado y le preguntó: "Señor, ¿es usted Jesús?".

El segundo me lo contó mi madre un día mientras regresaba del mercado. Me dijo que estaba a punto de comprarle unas naranjas a una señora en el mercado. Había un letrero que decía claramente que las naranjas eran naranjas Sunkist, pero mi madre no encontró ningún logotipo de Sunkist en ninguna de las naranjas. Por lo tanto, ella le preguntó al comerciante por qué el logotipo de Sunkist no estaba estampada sobre las naranjas. Antes de que el tendero pudiera responder, su pequeña hija respondió rápidamente: “Oh, sí, señora, son naranjas Sunkist. Es mi culpa porque olvidé estamparlas con el logotipo”.

Día 2

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 19:16–22

1. Los pasajes paralelos en los otros evangelios sinópticos nos ayudan a entender que este hombre era joven y rico, y además era un gobernante. Con base en el contenido de su pregunta a Jesús y la manera en que la hizo (es decir, las acciones que acompañaron su búsqueda), ¿cómo describiría usted su carácter, y cual esperaría usted que fuera el resultado de su búsqueda sincera de la vida eterna?

2. ¿Por qué las personas (incluidos los budistas, católicos y mormones) siempre relacionan las buenas obras con la vida eterna?

3. ¿Cuál fue el propósito de Jesús al señalar que “Solo Uno es bueno” (LBLA) ?

4. Al decir “guarda los mandamientos”, ¿por qué Jesús citó solo los últimos seis de los Diez Mandamientos (ver Éxodo 20)?

5. ¿Cree usted que la respuesta que dio el hombre de que había guardado todo esto fue verdadera? ¿Por qué? (Observe en Marcos 10:21 la reacción emocional inmediata de Jesús al oír su respuesta.)

6. Puesto que al parecer el hombre realmente pensaba que había guardado estos seis mandamientos, ¿por qué preguntó: "¿Qué más me falta?"? Si usted realmente pudiera guardar estos seis mandamientos, ¿sentiría que todavía faltara algo?

7. ¿Qué quiere decir “ser perfecto”? (Ver Mateo 5:48)

8. ¿Cuál era la “cosa” que le faltaba con respecto a poseer la vida eterna, y qué implicaba? ¿Tenía algo que ver con los primeros cuatro mandamientos, sobre los cuales Jesús no (o quizás aún no) le había preguntado?

9. En sus encuentros con otras personas, Jesús no siempre pedía a todos que Lo siguieran físicamente (un ejemplo es Zaqueo). Estas personas seguían siendo Sus discípulos aunque no tenían que seguirlo físicamente, como hacían los Doce. Pero aquí Jesús pidió al hombre que Lo siguiera, y por fuerza eso le habría exigido que renunciara a todo lo que tenía (como hicieron los Doce). ¿Qué le enseña esto a usted sobre lo que significa ser un discípulo de Jesucristo?

10. ¿Por qué el joven se fue triste? ¿Qué era la causa de su tristeza?

11. ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Heredar la vida eterna

No hace mucho, mientras leía una de las principales revistas católicas, me encontré con un artículo de un destacado teólogo católico que se burlaba del énfasis de Calvino en la salvación por medio de la fe, y no por las obras. El autor decía que era incuestionable que Jesús, en los diversos relatos de los evangelios, predicaba la salvación por las obras. Uno de los pasajes que citó para apoyar su argumento fue el del joven rico en Mateo 19, en el que Jesús dijo, "Si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos"(LBLA) (19:17). Para este teólogo, esta interpretación es confirmada por el mandamiento dado por Jesús al hombre de que vendiera todas sus posesiones, y las diera a los pobres para luego seguirlo.

Sin embargo, es muy evidente que la afirmación católica de que la salvación es por las obras contradice la clara enseñanza de Pablo de que la salvación es por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9) y el entendimiento expresado claramente por Santiago de que si infringimos una ley, infringimos todas las leyes (Santiago 2:10).

La historia del joven rico muestra claramente que, no obstante lo bueno que haya sido este joven — es posible que realmente haya guardado los últimos 6 mandamientos sobre los cuales le preguntó Jesús—su alma honesta sabía que eso no era suficiente. Sabía honestamente que le faltaba algo. Por lo tanto, en 19:17 Jesús simplemente estaba repitiendo lo que el joven creía, a saber, que mediante la observancia de los mandamientos uno entraría en la vida eterna. Sin embargo, había descubierto que ese no era el caso, puesto que honestamente creía que había guardado los mandamientos.

A medida que se desarrolla la historia, el joven llega a comprender lo siguiente:
- El único camino que lleva a la vida eterna es el de seguir a Jesús.

- Para seguir a Jesús, uno tiene que amarlo más que a cualquier otra persona o cosa; de esto se tratan los primeros cuatro de los Diez Mandamientos, sobre los cuales Jesús no le preguntó (o más bien, “preguntó” sobre ellos mediante su petición de que vendiera todo para seguirlo).
Como parte de su argumento a favor de la noción católica de la salvación por las obras, Reno (otro destacado intelectual católico) sostiene que,
“La crítica que hace Pablo de la ley de Moisés debe leerse como parte de su afirmación más amplia sobre el cumplimiento de la ley en Cristo" (First Things, enero de 2012, p. 38)
y que las leyes del Antiguo Testamento no van lo suficientemente lejos, y que debemos complementarlas al obedecer y escuchar los mandamientos de Cristo. Pero el hecho es que nadie por sí mismo puede obedecer la ley, ya sea la de Moisés o la de Cristo. Solo cuando ponemos nuestra fe en nuestro Cristo resucitado y Sus méritos en la Cruz, y solo entonces, podemos tener el poder de obedecer a Cristo y Sus mandamientos. No podemos poner el carro delante de los bueyes, el carro representa las obras, y los bueyes la fe en Cristo que nos da la vida eterna.

Según el relato de Marcos sobre este joven, la pregunta que hizo fue, "¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?" (Mc. 10:17). Esta pregunta ya manifiesta el entendimiento que tenía este hombre de que la vida eterna solo se hereda. Y nadie puede trabajar por una herencia, sino que se basa en una relación. Tanto en el Antiguo Testamento como en cualquier otra cultura, solo los hijos pueden heredar; nadie más tiene por qué buscar la herencia.
"Pero a todos los que le recibieron (es decir, a Jesucristo), les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre" (LBLA) (Juan 1:12).

Día 3

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 19:23–30

1. ¿Por qué Jesús usó la imagen de un camello que intenta pasar por el ojo de una aguja para describir lo difícil que es para una persona rica entrar en el reino? ¿Acaso no es una comparación demasiado exagerada? ¿O era una fiel representación de los hechos?  ¿Cuál característica especial que tienen las riquezas podría impedir que una persona entre al reino? Al considerar las preguntas anteriores, reflexione sobre el caso del joven gobernante.

2. ¿Por qué la respuesta de los discípulos no fue "Si así son las cosas, ningún rico podrá salvarse", sino "¿Quién podrá salvarse?"? Aunque es de suponer que Jesús se refería solo a los ricos, los discípulos entendieron que ellos también eran como los ricos. ¿De qué manera podrían los discípulos ser como los ricos cuando se trata de entrar en el reino de Dios?

3. Hay una pregunta aún más importante: ¿Las riquezas siguen siendo un obstáculo para usted? Examínese honestamente.

4. Puesto que las riquezas son una fuerza tan poderosa que se interpone en el camino que lleva hacia el Reino, ¿qué quiere decir la afirmación “para Dios todo es posible”? ¿De qué manera podría Dios obrar para ayudarnos a ser salvos?

5. ¿Por qué Pedro llamó la atención de Jesús al hecho de que los discípulos habían dejado todo para seguirle? ¿Qué respuesta esperaba de Jesús? ¿Obtuvo la respuesta deseada? ¿Por qué?

6. Creo que todos estamos de acuerdo en que recibiremos nuestras recompensas en el cielo, pero Marcos 10:30 dice que la recompensa de cien veces más es algo que se recibe en la era actual. Es obvio que Jesús no miente. Por lo tanto ¿qué quiso decir con esta afirmación?

7. A la luz de esto, ¿qué sería el “tesoro en el cielo”? Jesús lo estaba usando como una "motivación" para el joven. ¿Funcionó? ¿Y usted? ¿Esto significa algo para usted? ¿Por qué o por qué no?

8. ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
El poder de las riquezas

Mientras leía la reacción que tuvieron los discípulos ante la hipérbole usado por Jesús sobre lo difícil que es para un hombre rico entrar en el reino de los cielos, al compararlo con un camello y el ojo de una aguja, encontré la respuesta de los discípulos bastante sorprendente. En lugar de decir, "¿Qué rico podrá salvarse?", dijeron "¿Quién podrá salvarse?".

La mayoría de los discípulos eran de origen humilde y todos habían renunciado a todo para seguir a Jesús; no obstante, respondieron a la hipérbole de Jesús sobre un hombre rico con la pregunta "¿Quién podrá salvarse?" Esta pregunta refleja su honestidad en el sentido de que entendieron que las riquezas son un poderoso obstáculo que impide tanto a ricos como a pobres de entrar en el reino de los cielos. Entendieron muy bien la verdad de que “donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (LBLA).

Para los ricos, el problema es obvio: el joven rico se fue de Jesús triste, precisamente porque las riquezas se habían convertido en su seguridad, su confianza y, por lo tanto, ¡su dios!

Pero para aquellos a quienes podríamos calificar de “clase media”, el problema que representan las riquezas sigue siendo poderoso en el sentido de que, aunque no sean ricos, su deseo de ser ricos, de ganar más, de acumular más y de disfrutar más aún podría ser un amor tan fuerte que supera su amor por Dios. Esta clase de amor por las riquezas puede no ser tan obvia, y para revelar quién es realmente el Dios de tal persona son necesarias pruebas como la pérdida repentina de una fortuna, o de un empleo, o una rara oportunidad de ganar millones aunque podría entrar en conflicto con la vida familiar, la vida de la iglesia o con los principios bíblicos.

Uno pensaría que los pobres ciertamente no tienen ningún problema cuando se trata de las riquezas. Sin embargo, me he encontrado con muchos pobres que están amargados con la sociedad y con Dios, que piensan que el mundo les debe las riquezas que creen que nunca tendrán. Sienten celos de aquellos que se encuentran en una mejor situación económica y, aunque quizás no sea posible que experimenten una mejora económica, estarían más que encantados de ver que otros se vuelven como ellos. Es cierto que no todos los pobres son así. Algunos pobres tienen integridad y dignidad, y nunca permitirían que la pobreza defina su identidad. Cuando era joven, me encontré con muchos padres pobres con esta mentalidad mientras estudiaba en una escuela primaria a la que asistían niños que vivían como ocupantes ilegales en una ladera cercana.

Pero para aquellos que tienen amargura y celos, estos son evidencias de que las riquezas son un dios que desearían poder poseer, no obstante su pobreza.

Creo que tal es la comprensión profunda que tuvieron los discípulos - todos, por supuesto, excepto Judas, cuya pobreza lo llevó a traicionar al Señor Jesucristo.

Día 4

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 20:1–16

Trasfondo: Es importante notar que este mensaje específico de Jesús comienza en el versículo 19:30 y termina en el versículo 20:16 (señalado por la repetición de la frase 'muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros') y que se trata de una respuesta extendida a la pregunta que hizo Pedro en 19:27.

1. Repase sus pensamientos sobre cuál es la esencia de la pregunta de Pedro en 19:27.

2. En la parábola, ¿cuál fue la manzana de la discordia de los obreros que fueron reclutados primero? ¿Cuán similar fue su actitud a la de Pedro?
a. Cuando Pedro dijo “nosotros hemos dejado todo”, ¿qué podría haber incluido la palabra “todo”, en el caso de los discípulos? (Ver 19:29.)

b. Al compararlos con otros discípulos como Zaqueo, ¿cuál sería una posible diferencia entre los dos grupos?

c. ¿Sería correcto decir que Pedro esperaba mayor recompensa debido a su mayor sacrificio?
3. A la luz de esto, ¿Cómo responde esta parábola a la pregunta de Pedro?

4. En su comprensión de la justicia en el Reino de los Cielos, los obreros que fueron reclutados primero (igual que Pedro) habían olvidado algo. ¿Qué habían olvidado? (Consulte Efesios 2:8-9. Si cada uno de nosotros realmente obtuviera lo que merece, ¿qué recibiríamos?)

5. ¿Existe alguna recompensa en el cielo mayor que la vida eterna?

6. ¿De quién fue la culpa de que algunos obreros fueron reclutados después de los primeros? (Ver 20:7.)

7. Los trabajadores de la parábola reciben su pago, comenzando por los últimos que fueron contratados (20:8). ¿Realmente importa quién recibe su pago primero y quién lo recibe por último?

8. A la luz de esto, ¿qué significan las palabras "primero" y "último" en esta parábola, con respecto a los siguientes aspectos?
a. Su estatus

b. Su recompensa

c. La hora en que fueron reclutados

d. El mayor sacrificio

e. El momento en que reciben su recompensa

f. Alguna consideración no mencionada anteriormente
9. ¿Realmente existe un "primero" y un "último" en el Reino de los Cielos?

10. Por lo tanto, ¿Cuál es el mensaje esencial de esta parábola y cómo puede usted aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
¡Ay de mí!

Es un hecho bien conocido que en la mayoría de las iglesias (o quizás debería decir en todas las iglesias) el 20% de las personas hacen el 80% de los ministerios de la iglesia. Muchos de estos servidores hacen varias tareas al mismo tiempo. He descubierto que, como resultado de esta situación, es muy común encontrar el síndrome del "ay de mí" en las iglesias.

Sin duda usted se ha encontrado con esta clase de persona (o quizás usted sea una de ellas). Son personas que aman mucho a Dios y que tienen una pasión por servir. Muchas de ellas, aunque tienen sus propios hijos en casa, están tan involucradas en el servicio que llegan a pasar más tiempo en la iglesia que en sus propios hogares. Además de ser jefes de comisión, líderes de proyectos, maestros de escuela dominical y líderes de estudios bíblicos, también se preocupan por los demás de manera sacrificial. A pesar de todo esto, no tienen alegría. Sus bocas están llenas de quejas y críticas. También es obvio que realmente no tienen un tiempo devocional significativo y consistente con el Señor. Siempre se quejan de que "a nadie le importa". Solo a ellos.

Como en el caso de Elías, la mejor cura para esta condición es huir, tomar un descanso, un descanso real para estar a solas con el Señor, para escuchar la voz delicada de Dios. Bueno, la verdad es que la voz del Señor puede no ser tan delicada, sino que somos nosotros quienes hemos abarrotado nuestras vidas con nuestro ajetreo y amargura, de modo que no hemos escuchado la voz clara de Dios. Así lo hemos hecho sonar delicado.

La Biblia dice que “Dios ama al dador alegre” (2 Co. 9:7) y creo que esto no solo se aplica al dinero, sino también a nuestro tiempo y esfuerzo y, sin duda, a nosotros mismos.

Día 5

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 20:17–28

1. Jesús predice Su muerte y resurrección nuevamente, ahora con los siguientes nuevos detalles:
a. "será entregado" a los principales sacerdotes y a los escribas

b. "será condenado” a muerte

c. "será entregado" a los gentiles

d. será "escarnecido", “azotado” y "crucificado"

e. pero luego resucitará
Imagine que usted fuera uno de los discípulos. ¿Cuáles nuevos detalles habría escuchado esta vez (ver 16:21 y 17:22-33)? ¿Cuál de ellos es el que más le habría agobiado el corazón?

2. ¿Cuál fue el propósito de Jesús al compartir esta información? ¿Qué reacción esperaba de los discípulos al hablarles de Su “muerte” y “resurrección” inminentes?

3. ¿Qué clase de reacción recibió de los discípulos?

4. Por más ridícula que haya sido su reacción, ¿puede usted identificar en ella algo positivo?

5. La madre de los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, fue una de las fieles discípulas de Jesús que Lo siguieron hasta la cruz (Mateo 27:56). ¿De quién fue la idea de hacerle esta pregunta, de la madre o de sus hijos (cuántos años habrían tenido ellos)?

6. ¿Quién debería asumir la responsabilidad de tal acción (observe su respuesta en el v. 22)?

7. ¿Qué pidieron? ¿Qué los motivó a hacer tal petición? ¿Por qué era importante para ellos?

8. ¿En qué sentido podemos decir que no sabían lo que pedían?

9. ¿Por qué habrían respondido, "Podemos" a la pregunta de Jesús en el v. 22?

10. ¿En verdad podían hacerlo? ¿Por qué o por qué no?

11. “Mi copa ciertamente beberéis” (LBLA): ¿Esto se aplica sólo a aquellos dos, o también a todos los discípulos, incluidos nosotros? (Ver Juan 15:20.)

12. ¿Cuál fue la reacción de los demás discípulos? ¿Tenían razón? ¿Es posible justificar su reacción, o sirve simplemente para demostrar que ellos no eran mejores que los otros dos? ¿Por qué?

13. ¿Cuál era la diferencia fundamental (según la señaló Jesús) entre el reino secular y el reino de Dios? ¿Por qué es necesario que exista tal diferencia?

14. ¿Debería uno buscar ser un siervo en el reino de Dios con el propósito de hacerse grande? ¿Qué hay de malo en tener tal actitud?

15. A la luz de esto, ¿cuál debería ser nuestra actitud, como miembros del reino de Dios?

16. Aunque se nos pide que sigamos el ejemplo de Jesús, rara vez necesitamos sacrificar nuestra propia vida. Dicho esto, ¿de qué manera podemos concretizar el ejemplo de Cristo?

17. ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
La Cruz excelsa al Contemplar

Mientras reflexionamos sobre el orgullo y el espíritu competitivo de los discípulos en Mateo 20, tal vez sea apropiado meditar en la letra del siguiente himno de Isaac Watts, transformando sus versos en nuestra propia oración. (Observe que la quinta estrofa, aunque fue escrita por Watts, nunca ha sido incluido en publicaciones del himno.)

La Cruz excelsa al Contemplar
1
La cruz excelsa al contemplar

do Cristo allí dormí murió,
de todo cuanto estimo aquí,
lo más precioso es su amor.

2
No busco gloria ni honor

Sino en la cruz de mi Señor.
Las cosas que me encantan más
las sacrifico por su amor.

3
De su cabeza, manos, pies,

Preciosa sangre corrió allí.
Corona de espinas fue
la que Jesús llevó por mí.

4
El mundo entero no será
Dádiva digna de ofrecer.
Amor tan grande y sin igual
En cambio exige todo el ser.

5
Su sangre, manto carmesí,
Cubre su cuerpo allí en la cruz;
y el mundo muere para mí,
yo para el mundo, cual Jesús.

Isaac Watt (1674-1748)

La Conferencia de Expositores 2018 realizada el 28 y 29 de septiembreen Sun Valley, Los Ángeles, EUA. y convocada por El Instituto de Expositores IDEX.
https://www.youtube.com/watch?v=stcXh4kBRQ8

Día 6

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 20:29–34

1. ¿Qué sabe usted acerca de lo que conllevaba ser ciego en los días de Jesús?

2. ¿Esta multitud ya había visto a Jesús realizar milagros? ¿Acaso no querían ver milagros? ¿Por qué hablaban con tanta aspereza al intentar obligar a los ciegos a que se callaran? ¿Qué lección podemos aprender de la multitud?

3. ¿Era superflua la pregunta que hizo Jesús a los ciegos? ¿Por qué no?

4. Si hoy Jesús le preguntara a usted: "¿Qué quieres que yo haga por ti?" ¿Cuál sería su respuesta hoy? (Tómese el tiempo que fuere necesario para pensar en su respuesta.)

5. ¿Debe usted esperar que su petición sea concedida? ¿Por qué o por qué no?

6. ¿Qué tienen de especial estos dos ciegos?

7. ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Una vez fui ciego, pero ahora veo

Jesús sanó a muchos ciegos, pero los dos ciegos de Jericó eran especiales; no solo fueron sanados, sino que lo “siguieron”. Esto significa que habrían seguido a Jesús a Jerusalén y visto con sus ojos recién abiertos todo el drama de la última semana de la Pasión de Cristo. Habrían visto cómo la multitud se volvió contra Jesús, cómo los líderes conspiraron contra Él y ejecutaron su malvado plan, cómo Pilato cedió ante la presión del pueblo, cómo los soldados romanos se burlaron de Él y Lo azotaron y cómo finalmente fue condenado y clavado en la cruz. ¿Cómo se habrían sentido estos dos seguidores más nuevos de Cristo? ¿Acaso no habrían quedado destrozados, enojados o al menos desconcertados? Sin embargo, una cosa que para ellos era única fue el hecho de que antes eran ciegos y ahora podían ver. Por más confuso que haya parecido todo para ellos, era sumamente evidente que Jesús había realizado este milagro en sus vidas.

Muchos cristianos nuevos enfrentan desafíos similares. Yo llegué a Cristo con un celo y fervor que me condujeron a un rápido crecimiento en Cristo y en la iglesia. Pero después de que la emoción se estabilizara, comencé a dudar si lo que creía era verdad. En efecto, los sentimientos van y vienen, y cuando los sentimientos constituyen el fundamento de nuestra fe, no podría estar edificado sobre una tierra más inestable. En última instancia, nuestra fe se basa en la Palabra inmutable de Dios en las Escrituras. Sin embargo, el Espíritu Santo que habita en nuestro espíritu debido a nuestra fe en Cristo "da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (LBLA) (Rom. 8:16). Además, todo creyente verdadero tiene la experiencia innegable de haber experimentado una transformación interior, como lo que pasa cuando alguien concluye con éxito un programa de dieta; tenemos una historia que contar con un antes y después bien definidos. Este tríplice testimonio, la Palabra de Dios, el testimonio interno del Espíritu Santo y nuestro testimonio personal de transformación, nos da una poderosa seguridad de nuestra salvación, sin importar lo que diga el mundo que nos rodea.

Día 7

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Mateo 21:1–11

1. Intente imaginar cómo se habría sentido si usted fuera uno de los dos discípulos que Jesús envió a buscar el pollino. Escriba una descripción de lo que ocurrió, utilizando el formato de una entrada de diario que habría escrito al final del día.

2. ¿Qué habría significar esta experiencia para usted? ¿Fue necesaria esta experiencia? ¿Por qué o por qué no?

3. Imagine que usted fuera el pollino que estaba atado allí, sobre el cual nadie había sentado hasta que el Mesías lo montó para hacer Su entrada a Jerusalén. ¿Qué lección espiritual puede usted extraer de esta historia? (Tenga en cuenta declaraciones como, "El Señor los necesita".)

4. Lea el Salmo 118:25-26 y Zacarías 9:9-10. ¿Qué significaban las acciones de la multitud? ¿Qué esperaban que pronto sucediera en Jerusalén? ¿Qué esperaban los Doce? ¿Cuán diferente fue la entrada de Jesús a su propia ciudad como Rey de reyes de las entradas que hacían los emperadores griegos o romanos de su época? ¿Por qué eligió Jesús un pollino en lugar de un semental?

5. ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
El rey humilde

A menudo creo que es una bendición que yo no haya vivido en los días de Jesús, y especialmente que no haya sido un judío en ese tiempo.

Conozco mi propia personalidad lo suficiente como para saber que probablemente habría sido uno de los fariseos. Al ver cómo Jesús violaba descaradamente el sábado e incluso afirmó ser Dios, yo habría sido muy escéptico. Sin embargo, la parte de Su vida que para mí habría sido la más desafiante es Su última semana en Jerusalén, comenzando con Su entrada en un pollino.

Como un judío que vivía bajo una ocupación extranjera después de más de 400 años de historia de apatía religiosa, mi anhelo por el Mesías habría sido muy fuerte. A pesar de todo mi escepticismo con respecto a Jesús debido a lo anterior, estoy seguro de que habría dentro de mí un rayo de esperanza de que Él realmente fuera el Mesías. Si tan solo me lo hubiera demostrado, por ejemplo, al derrocar a los romanos, sin duda yo le habría seguido la corriente.

Pero Su entrada a Jerusalén habría consolidado mi escepticismo de manera permanente. Todos los reyes o gobernantes de Su época cabalgaban en carros que tenían múltiples sementales, acompañados de pompa y solemnidad. ¡Pero este rey de los judíos estaba montado en un burro! ¡Era como si fuera un niño que jugaba a ser rey! ¡Era más que ridículo! ¿Cómo podría yo creer que Él fuera un rey, y mucho menos Dios? ¡Cómo podría yo asociarme con un perdedor como Él!

Pero a pesar de todo, nuestro Señor Jesús hizo esto a propósito. ¿Por qué?

Existe una explicación del dicho de Jesús sobre el ojo de la aguja (de Mateo 19) que, a pesar de ser una pura invención hecha por alguien en el siglo XV (Lenski, Mateo, 755), tenía razón con respecto a su aplicación. Según esta explicación fabricada, el "ojo de la aguja" era una puerta de entrada a Jerusalén que era tan baja que solo se podía entrar agachándose. Si bien la historia inventada por esta persona era falsa, su punto era válido. Solo cuando estamos dispuestos a asociarnos en todos puntos con un rey tan humilde, podremos entrar en Su reino.

Al llegar a la “entrada” de esta temporada de Cuaresma, dejemos todo nuestro orgullo, nuestro deseo de reconocimiento y nuestro hambre de poder; aprendamos a decir con nuestro humilde Rey:
"Yo soy gusano, y no hombre."
(Salmos 22:6).