Esta semana continuaremos con nuestro estudio del Evangelio de Lucas.
Después de haber registrado las tres parábolas sobre los perdidos, Lucas ahora continúa con otra parábola, esta vez una que Jesús contó a Sus discípulos:
(1) Quizás sea útil leer primero el comentario de Jesús para comprender la razón por la que decidió contar esta parábola:
a. En el v. 8, ¿cuáles son las dos clases de personas que Jesús compara?
b. Al "elogiar" la astucia de las personas de este mundo, Jesús menciona ciertas moradas eternas. Además del cielo, ¿cuál es la otra morada eterna para los hombres? (ver Mateo 25:41)
(2) ¿El mayordomo de la parábola es digno de confianza? Este mayordomo esperaba ser bienvenido en los hogares de aquellas personas a quienes ayudó con su deshonestidad (16:4). A la luz de esto, ¿en cuál hogar eterno terminaría siendo bienvenido (16:9)?
(3) Al dar Su conclusión a la parábola, ¿Jesús hace una distinción entre cuáles dos tipos de riquezas? ¿Qué quiere decir la expresión “verdaderas riquezas"?
(4) Por lo tanto, ¿de qué manera nuestra actitud hacia las riquezas terrenales determina cómo Dios nos confiará las “verdaderas riquezas”?
(5) Según el versículo 13, ¿cuál es la verdadera razón por la que no somos dignos de confianza en el manejo de las "riquezas mundanas"?
(6) ¿Por qué el amor que tenían los fariseos por el dinero hizo que se burlaran de las enseñanzas de Jesús con respecto a este tema?
(7) En el v. 15, Jesús comentó que “lo que entre los hombres es de alta estima, abominable es delante de Dios”. ¿De qué manera el comentario hace eco de lo que dice el v. 8 de esta parábola?
(8) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"...porque lo que entre los hombres es de alta estima, abominable es delante de Dios." (LBLA) (Lucas 16:15)
A menudo escucho el siguiente dicho en el mundo de los negocios: "No dejes galletas sobre la mesa". Esto significa que en las transacciones comerciales, uno no debe estar satisfecho con un retorno justo, sino que debe buscar recoger cada centavo que esté disponible, sin dejar nada a sus competidores o consumidores.
Se considera que esta táctica es astuta y sabia, una práctica que no solo es aceptable sino encomiable en el mundo de los negocios. Durante mucho tiempo, yo también creí en esta sagacidad mundana, sin preguntarme si era bíblica.
Imagínese mi sorpresa cuando comencé a leer enseñanzas en la Biblia como las que siguen:
“Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta los últimos rincones de tu campo, ni espigarás el sobrante de tu mies. Tampoco rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; lo dejarás para el pobre y para el forastero. Yo soy el Señor vuestro Dios." (Levítico 19:9-10) ¡Esto significa que hay que dejar las galletas en la mesa!
“Pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso, un reposo para el Señor; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña." (Lev. 25: 4) ¿Pero esto no significa que uno no puede maximizar sus ganancias?
También comencé a prestar atención a las leyes sobre el año de jubileo (el quincuagésimo año). ¡En este año, los esclavos hebreos tenían que ser liberados y cualquier propiedad que se había vendido debía ser devuelta a la familia del propietario original! (Levítico 25: 40-41)
Por supuesto, el propósito de tales disposiciones ordenadas por la Ley de Moisés era enseñar a los israelitas que no debían hacer de las riquezas su dios, que debían tener compasión de los pobres y que debían evitar la pobreza perpetua. También les enseñaba sobre la necesidad de confiar en Dios para obtener riquezas, la necesidad de descansar física, mental y (sobretodo) espiritualmente. ¡Debían descansar ante el Señor y adorarlo!
Pero estas enseñanzas se oponen abiertamente a las prácticas comerciales que son "entre los hombres de alta estima". Hace poco escuché que un director ejecutivo de una empresa muy exitosa en el sector de salud dijo a sus empleados que debían tratar todos los días de la semana de la misma manera (es decir, ignorar los domingos), no con el fin de brindar un servicio, sino con el objetivo de maximizar sus ganancias. Sin duda, esto es "¡abominable delante de Dios!" (Lucas 16:15)
16:16-18—En esta porción, Lucas simplemente reúne algunas de las enseñanzas de Jesús, al parecer sin ningún contexto, aunque se trata probablemente de enseñanzas dadas en Su camino hacia Jerusalén:
(1) Según el verso 16, ¿cuál había sido el impacto del ministerio de Juan el Bautista?
(2) En última instancia, ¿a quién señalan las “buenas nuevas” del reino?
(3) ¿Qué relación existe entre Jesús y la Ley de Moisés? (ver Mateo 5:17)
(4) Puesto que Lucas registra el versículo 18 sin ningún contexto, quizás sea útil consultar también Mateo 5:31-32; 19:3-9 y Marcos 10:11-12. ¿Qué información adicional nos proporcionan estas lecturas adicionales? ¿Cuál puede haber sido la razón por la que Lucas en esta sección eligió citar de repente una declaración tan breve sobre el divorcio? ¿Qué nos enseña este versículo sobre la práctica del divorcio en aquellos días?
16:19-31—Es importante recordar que una parábola siempre tiene un tema principal, y que los demás detalles de la parábola posiblemente no se aplican a la enseñanza del tema principal.
(5) ¿Cuál es, entonces, el tema principal de la parábola, según Jesús lo enfatiza expresamente en el vers. 31?
(6) A la luz de ello, ¿cómo se puede aplicar esta verdad a las consecuencias de Su propia resurrección?
(7) ¿Cuál de los siguientes fue el delito del hombre rico que lo envió al infierno?
a. El haber sido rico
b. El haber recibido bienes durante su vida
c. O quizás algún otro delito...? (Rom. 3:23)
(8) ¿Cuál de los siguientes fue la razón por la que el mendigo fue llevado al seno de Abraham?
a. El haber sido pobre
b. El haber recibido cosas malas durante su vida
c. O quizás alguna otra razón... ? (Rom. 6:23)
(9) Por lo tanto, ¿qué es lo que determina el destino eterno de uno? (ver Juan 3:16-18)
(10) ¿Qué otras enseñanzas podríamos derivar de esta parábola:
a. La condición de los que están en el infierno (16:23-24)
b. El carácter definitivo del destino de los que están en el infierno (16:26)
c. En última instancia, ¿qué es lo que afecta la decisión de uno de arrepentirse y creer en el Evangelio? (16:29)
(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"Ellos tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan." (LBLA) (Lucas 16:29)
Es importante entender lo que es una parábola para poder interpretarla correctamente.
La palabra parábola, derivada del verbo griego parabállō, es la palabra compuesta que resulta al unir la preposición pará (que significa al lado de) y el verbo, bállō (que significa echar). Luego, una parábola es una comparación de dos objetos cuyo propósito es enseñar.
En general, nuestro Señor se basa en cosas del mundo natural para poner en relieve verdades de la esfera espiritual. Esto es lo que hace Jesús en la parábola del sembrador (Lucas 8), puesto que no viola el orden real de las cosas naturales: las semillas de hecho caen junto al camino, sobre la roca y entre los espinos, y todas que caen en estos lugares terminan sin producir la cosecha deseada. Por lo tanto, esta parábola compara la siembra de semillas naturales con la de la Palabra de Dios en el corazón de algunos de los oyentes.
Sin embargo, no todos los detalles de esta parábola pueden aplicarse a lo espiritual. Por ejemplo, aunque es cierto que el sembrador de la semilla natural debe tener cuidado de que las semillas no caigan junto al camino y sobre la roca, y que también debe quitar los espinos antes de sembrar, en su aplicación espiritual la culpa no es del sembrador de la Palabra, sino enteramente de los oyentes.
Por lo tanto, al interpretar una parábola, siempre debemos enfocarnos en su tema o enseñanza principal, sin forzar demasiado su interpretación.
Este principio es especialmente importante cuando la parábola no proviene del ámbito natural, como es el caso de la parábola del rico y Lázaro, en la cual Jesús compara lo espiritual con lo espiritual.
La enseñanza principal está dirigida a los judíos que no se arrepienten y creen, a pesar de que tienen la Ley de Moisés y los Profetas. Es por ello que la parábola concluye con el siguiente veredicto de Jesús: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levanta de entre los muertos” (Lc. 16:31). Jesús predijo que para muchos judios, ni Su propia resurrección sería suficiente para que creyeran en Él.
Por lo tanto, el resto de la parábola no puede interpretarse como una descripción literal de los detalles reales con respecto al cielo y el infierno (por ejemplo, que aquellos que están en el infierno puedan ver lo que está sucediendo en el cielo, o que aquellos que son salvos estén en el seno de Abraham). Sin embargo, lo que esta parábola nos confirma es que realmente existen el cielo y el infierno, la felicidad en el cielo y el tormento en el infierno, y que estas dos moradas eternas son definitivas.
17:1-4—El Señor advierte a los discípulos con la instrución, ¡Cuídense!.
(1) ¿Cuáles podrían ser las cosas contra las cuales debemos estar alerta con el fin de no hacer que los demás pequen? ¿Puede usted pensar en al menos una vez que hizo pecar a otros?
(2) ¿Puede usted pensar también en los tres ejemplos más comunes de hacer pecar a otros?
(3) ¿Por qué Jesús usa la expresión “estos pequeños” para referirse a los que son llevados a pecar?
(4) ¿Qué quiere decir que al que los hace tropezar sería mejor que "se le colgara una piedra de molino al cuello y fuera arrojado al mar"? ¿Por qué usó Jesús una metáfora tan fuerte?
(5) ¿Le resulta difícil obedecer el mandamiento de Jesús de perdonar 7 veces al día?
(6) ¿Cuál sería su objeción a este mandamiento?
(7) ¿Dios le perdona de manera diferente en función de cuántas veces usted ha pecado?
17:5-6—La fe
(8) ¿Piensa usted que tiene suficiente fe? ¿Cómo podría saberlo?
(9) ¿Qué pueden haber tenido en mente los discípulos cuando pensaron que no tenían suficiente fe?
(10) ¿Jesús estuvo de acuerdo con ellos?
(11) Según la percepción de Jesús, ¿cuál era su problema con respecto a la fe?
17:7-10— Una actitud de servicio
(12) ¿Está usted de acuerdo con la suposición de Jesús? ¿Por qué o por qué no?
(13) ¿Es esta su actitud cuando sirve en la iglesia?
(14) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro, 'Desarráigate y plántate en el mar'. Y os obedecería." (LBLA) (Lucas 17:6)
Es interesante leer que los discípulos pidieron a Jesús que "aumentara" su fe. Pero su petición nos deja con la siguiente pregunta, ¿Cómo sabían ellos si tenían suficiente fe o no? Tenga presente que la fe no es algo que se puede medir, como el dinero. ¡No se trata de si tiene lo suficiente para comprar determinada cosa!
Normalmente nos falta la fe en las siguientes dos situaciones: 1) cuando nos enfrentamos a un problema o desafío que desde el punto de vista humano consideramos insuperable; la imposibilidad de superar los obstáculos o cambiar las circunstancias nos hace dudar de que sea posible que un cambio de circunstancias realmente ocurra. Esta duda es lo que nos hace pensar que no tenemos suficiente fe; 2) cuando no se trata tanto de la imposibilidad de la situación, sino más bien de nuestra preocupación sincera por un tema que nos pone muy ansiosos. Lo que nos hace dudar de que tengamos suficiente fe es la ansiedad, y no necesariamente la dificultad de la situación.
En todo caso, la respuesta de Jesús a los discípulos es muy interesante:
“Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro, 'Desarráigate y plántate en el mar'. Y os obedecería." (Lucas 17:6)
No creo que Jesús esté diciendo que su fe es incluso más pequeña que una semilla de mostaza, sino que incluso si su fe fuera tan pequeña, del tamaño de una semilla de mostaza, solo la tendrían que ejercer para ver el asombroso resultado. En última instancia, lo que realmente importa no es nuestra fe, sino el objeto de nuestra fe. El objeto de nuestra fe es siempre el Señor Jesucristo. ¡Para Él no hay nada imposible! (Lucas 18:27)
El hecho de que solo uno de los diez leprosos era samaritano parece señalar que la aldea estaba ubicada en la región de Galilea, y no en Samaria.
(1) Aunque usted quizás ya esté familiarizado con la difícil situación en que se encontraban todos los que padecían de la lepra en aquella época, sería útil apuntar lo que conllevaba tener lepra en aquella época y cuán adecuada es esta enfermedad para describir la condición pecaminosa del hombre.
(2) Para los judíos, un samaritano era peor que un simple “extranjero” (ver Jn. 4:9); ¿Qué hizo que esta barrera se suspendiera temporalmente?
(3) ¿Puede usted recordar lo que normalmente hacía Jesús al sanar a los leprosos? (ver Marcos 1:41)
(4) En lugar de hacerlo, ¿qué es lo que Jesús pidió a estos leprosos que hicieran?
a. ¿Qué obstáculos tendrían que superar para obedecer lo que dijo Jesús?
b. ¿En qué momento, piensa usted, descubrieron que habían sido sanados?
(5) Mientras uno de ellos regresó a Jesús, ¿adónde fueron los demás?
(6) Si usted fuera uno de ellos y no hubiera visto a sus hijos, padres o su esposa durante muchos años, ¿qué haría inmediatamente?
(7) ¿Por qué decidió este samaritano volver a Jesús de inmediato (es decir, a una región no samaritana)?
(8) Lea con cuidado los vv. 15-16. ¿Qué hizo este hombre? ¿Qué representaban sus acciones?
(9) Para este hombre, Jesús era un judío. Por lo tanto, ¿cuán especial fue esto para el samaritano?
(10) El texto ya nos dijo que el hombre “quedó limpio” (17:17). ¿Cuál es, entonces, el significado de las siguientes palabras de Jesús: “tu fe te ha sanado”? (“Una traducción literal sería 'te ha salvado' ”, Morris, 283)
(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
“Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz. Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; y este era samaritano." (LBLA) (Lucas 17:15-16)
La curación de los diez leprosos en el evangelio de Lucas es una historia familiar en que se nos dice que solo uno de los leprosos regresó para agradecer a Jesús, y que el que regresó era el único de los diez leprosos que no era judío. Al contrario, era un samaritano, miembro de un pueblo despreciado por los judíos, quienes no tenían tratos con personas como él (Jn. 4:9). Desde luego no lo consideraban digno de ser llamado miembro del pueblo de Dios.
También es cierto que los samaritanos habían modificado el Pentateuco (los Cinco Libros de Moisés) con el fin de adaptarlo a su propia teología, y que su acto de alterar las Escrituras era considerado una abominación.
A la luz de todo lo anterior, podemos ver con aún más claridad que la curación de este samaritano fue algo asombroso.
De cierto modo, la enfermedad de la lepra había roto la barrera que existía entre los judíos y los samaritanos. Mientras todos aún estaban aislados de la sociedad y vivían en las afueras de la aldea, se habían unido, tal vez por motivos de supervivencia. Sin embargo, mientras gritaban para pedir que Jesús los sanara, el samaritano habría tenido dudas con respecto a si Jesús lo sanaría también a él, puesto que era un samaritano.
Para su sorpresa, la respuesta de Jesús estuvo dirigida a todos ellos: “Id y mostraos a los sacerdotes”. Sin embargo, ¿quiénes eran los sacerdotes? Si la aldea estaba ubicada en la región de Galilea, el samaritano no estaba en condiciones de acudir a los sacerdotes judíos. Además, ¡sus propios sacerdotes samaritanos habrían estado muy lejos de esa aldea! Es muy probable que mientras que los otros nueve leprosos fueron por un camino, él habría ido por otro. Pero de todos modos, descubrió que había sido curado, ¡probablemente antes de que pudiera llegar a sus propios sacerdotes!
No debemos culpar a los demás leprosos por no haber regresado de inmediato (era importante que los sacerdotes los certificaran para que pudieran regresar a sus casas). Sin duda habrían estado muy ansiosos por ver a sus hijos, padres o esposas de quienes habían estado separados durante quién sabe cuántos años.
Creo que este samaritano también estaba ansioso por regresar a su casa y ver a sus seres queridos, pero sus acciones demostraron que su fe en Dios no era egocéntrica, sino centrada en Dios. Lo primero que hizo fue volver a ver a Jesús y darle las gracias. Al hacerlo, "cayó sobre su rostro a los pies de Jesús"—¡esta es una clara señal de adoración y sumisión! Es posible que solo había oído hablar de que Jesús afirmaba ser el Mesías de los judíos, pero ahora sabía que no solo era el Mesías de los judíos, sino también su Dios.
Leon Morris tiene razón al decir que cuando Jesús dijo, “tu fe te ha sanado”, “una traducción literal sería, 'te ha salvado'". "Quizás Jesús reconoció en este hombre la fe que resulta en la salvación y por eso lo despidió con la seguridad de que todo estaba bien con su alma y con su cuerpo. La restauración completa significa un alma salva y un cuerpo sano." (TNTC, Luke, 283)
17:20-21—Jesús se dirige a los fariseos
(1) Con respecto a lo siguiente, ¿qué entiende usted por la expresión "reino de Dios"?
a. ¿Quién tendrá toda la autoridad?
b. ¿Sobre qué reinará?
c. ¿Quiénes serán parte del Reino?
(Quizás desee consultar Sal. 9:7 ; 47:8; 146:10; Isa. 9:7; Col. 1:12-13; Apocalipsis 11:15, etc.)
(2) Aunque la pregunta de los fariseos fue "cuándo", Jesús no abordó el tema de la cronología. ¿Qué tema abordó? ¿Por qué?
17:22-37— Jesús se dirige a los discípulos
(3) Cuando Jesús regrese, ¿por qué no necesitaremos apresurarnos para verlo en determinado lugar? ¿Qué detalle enfatiza en el versículo 24?
(4) Aunque quizás los discípulos una vez más se dejaron llevar por sus emociónes ante la idea de la segunda venida de Jesús, ¿que detalle enfatiza Jesús en el v. 25? ¿Por qué?
(5) Jesús comparó los días de Su venida con los días de Noé y con los de Lot:
a. ¿En qué se parecen estos tiempos o días históricos?
b. ¿Cuán similar es nuestro tiempo a los de Noé y de Lot?
(6) A la luz del ejemplo de la esposa de Lot, ¿qué verdad enfatizan los vv. 30-31?
(7) ¿Qué verdad enfatizan los vv. 33-35? ¿Qué sugieren las palabras "tomado" y "dejado"?
(8) En lugar de preguntar "cuándo", los discípulos preguntaron, "dónde". ¿Por qué querían saber esto?
(9) ¿Jesús realmente respondió a su pregunta? ¿Por qué o por qué no?
(10) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres." (LBLA) (Lucas 17:37)
Tengo que admitir que me enojo (y a veces incluso me desanimo) al ver cómo el mundo e incluso algunos predicadores evangélicos ignoran la advertencia del inminente del juicio de Dios que ocurrirá en el regreso de Jesús. A menudo a aquellos que advierten fielmente al mundo impenitente del juicio severo que enfrentarán se les llama "predicadores de fuego y azufre". De hecho, Jeremías nos dejó una descripción acertada de aquellos predicadores que evitan predicar sobre el juicio inminente de Dios: son sacerdotes y profetas que engañan al pueblo con sus predicaciones de "¡'Paz, paz' pero no hay paz!" (Jeremías 6:14)
Sin embargo, todo esto ya fue predicho por nuestro Señor, puesto que comparó nuestros días con los de Noé y los de Lot. En ambos casos, el pueblo ignoró la advertencia de Dios, mientras “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento” (Lc. 17:27, 28). Su pecado no era comer y beber, etc., sino su falta de disposición para tomar en serio las palabras de Dios. Esa fue la razón de su perdición. El juicio en ambos casos llegó sin aviso, ¡y la destrucción fue total!
Desafortunadamente, lo mismo ocurre en nuestros días — el mundo realmente piensa en nuestro tiempo como si fuera un Titanic, una gran fiesta que nunca terminará y nunca será destruida. A pesar de que, además de las palabras "más seguras" de las advertencias proféticas que fueron dadas a lo largo de las Escrituras (2 Ped. 1:19), hay suficientes señales en la naturaleza que apuntan a que el mundo va rumbo a la autodestrucción—los ricos y pobres del mundo, junto con sus líderes, artistas y farisaicos líderes religiosos — todos operan como si no pasara nada, pensando que sus pecados contra el Dios Creador no tendrán ninguna consecuencia.
Pero cuando les advertimos con la palabra de Dios, estos se burlan de nosotros, preguntando, "¿Dónde?", puesto que no han visto ninguna señal de juicio. Pero la respuesta del Señor es esta: “Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres” (Lc. 17:37). Jesús probablemente estaba citando un proverbio de Su época, puesto que un cadáver atraerá a los buitres devoradores. Asimismo, si el mundo no se arrepiente, serán devorados como cadáveres y su destrucción total estará asegurada, ¡así como en días de Noé y como en los días de Lot!
Lucas elige contarnos el significado de estas dos parábolas por adelantado:
18:1-8—Debemos orar en todo tiempo, y no desfallecer
(1) ¿Por qué Jesús usó como ejemplo a un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno?
(2) ¿Por qué eligió que la solicitante fuera una viuda?
(3) Jesús nos pide escuchar “lo que dijo el juez injusto”. ¿Qué dijo este juez en los vv. 4-5?
(4) ¿En qué aspectos Dios es diferente de este juez?
(5) ¿En qué aspectos se parece a Dios?
(6) ¿Cuán relevante es esta parábola para usted?
(7) Sin embargo, además de lo que Lucas deja en claro con respecto al significado
de esta parábola, su tema es la búsqueda de la justicia (18:3, 5, 6 y
8) y su aplicación es para los “escogidos”. Algunos
comentaristas relacionan esta parábola con la enseñanza anterior con
respecto al tiempo considerable que pasará antes del regreso de Jesús. A
la luz de esta posibilidad, reflexione sobre las siguientes preguntas.
a. ¿Cómo, entonces, debemos orar cuando vemos que prevalece la injusticia y el pueblo de Dios es un objeto de burla?
b. ¿Qué significa la pregunta final de Jesús en el v. 8?
18:9-14—La parábola de dos hombres que están orando
(8) ¿Qué pensaría usted de un cristiano que ora y ayuna regularmente y que es fiel en sus diezmos? ¿Este perfil describe a usted como cristiano?
(9) ¿Por qué dice Jesús que, por muy buena que sea tal persona, es posible que no sea "justificado ante Dios"?
(10) Examínese para ver si hay en usted alguna señal de “justicia propia”.
(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?" (LBLA) (Lucas 18:8)
La parábola del juez injusto es bastante única en que Lucas explica de antemano su significado, como si quisiera evitar cualquier malentendido de nuestra parte, y en que se trata de una parábola de similitudes y disimilitudes.
En efecto, el uso del ejemplo de un juez injusto es una poderosa evidencia de la certeza de que Dios contesta nuestras oraciones, puesto que si es posible que una viuda moleste tanto a un juez tan injusto que le conceda justicia, cuánto más “pronto” (18:8) nuestro Dios, quien es justo y misericordioso, hará justicia para Sus escogidos. Lo único que tenemos que hacer es seguir orando y seguir creyendo.
Sin embargo, a la luz del contexto de esta parábola (la cual sigue
inmediatamente al tema de "cuándo" regresará Jesús), la aparente inacción
del Señor ante la rebeldía del mundo contra Sus advertencias no quiere decir que
Él no responda "pronto" nuestras oraciones, sino que Él nos está mostrando lo siguiente:
- Él es paciente, como en los días de Noé y Lot; no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan y sean salvos (2 P. 3:9).
- Él también pondrá a la prueba nuestra paciencia y fe — será una prueba tan grande y prolongada que lo llevó a hacer la siguiente pregunta, "No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?" (Lc. 18:8) En otras palabras, ¿seremos tan persistentes como la viuda, o desfalleceremos y perderemos la esperanza?
(1) ¿Por qué las personas traían bebés para que Jesús los "tocara"? ¿Que estaban pensando?
(2) ¿Había alguna buena razón para que los discípulos rechazaran a los niños?
(3) ¿Cuál es el requisito para que alguien entre al reino de Dios? (ver Juan 3:3,16)
(4) ¿Por qué el reino de Dios pertenece a los que son como estos (es decir, los bebés)?
(5) ¿Cómo debe usted tratar a los niños, especialmente a los de su iglesia?
(6) Con base en los pasajes paralelos de los otros evangelios sinópticos (Mateo 19:16-24; Marcos 10:17-25), entendemos que este hombre era joven y rico, y además era un gobernante. A juzgar por su pregunta, ¿cuál esperaría usted que fuera el resultado de su búsqueda sincera de la vida eterna?
(7) ¿Cuál fue el propósito de Jesús al señalar que “nadie es bueno sino solo Dios” y al mismo tiempo (según el pasaje de Marcos) aceptar que él se arrodillara ante Él?
(8) ¿Piensa usted que la respuesta que dio el hombre (de que desde niño había guardado todas estas cosas, es decir, los seis mandamientos) fue una respuesta veraz? ¿Por qué? (Observe en Marcos 10:21 la reacción emocional inmediata de Jesús al oír su respuesta.)
(9) Hay Diez Mandamientos (ver Éxodo 20); ¿Por qué Jesús solo citó los últimos seis y omitió los primeros cuatro?
(10) ¿Cuál era la “una cosa” que le faltaba con respecto a poseer la vida eterna, y qué implicaba? ¿Qué tiene que ver esta "una cosa” que le faltaba con los cuatro mandamientos faltantes?
(11) En sus encuentros con otras personas, Jesús no siempre les pidía a todos que Lo siguieran físicamente (un ejemplo es Zaqueo en Lucas 19:1-10). Estas personas seguían siendo Sus discípulos, incluso sin tener que seguirlo físicamente, como hacían los Doce. Pero aquí Jesús le pidió al hombre que Lo siguiera, y por fuerza eso le habría exigido que renunciara a todo lo que tenía (como hicieron los Doce). ¿Qué le enseña esto a usted sobre lo que significa ser un discípulo de Jesucristo?
(12) ¿Por qué el joven se puso triste? ¿Acaso sabía cuáles serían las consecuencias de su elección?
(13) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"¿Qué haré para heredar la vida eterna?" (LBLA) (Lucas 18:18)
No hace mucho, mientras leía una de las principales revistas
católicas, me encontré con un artículo de un destacado teólogo católico
que se burlaba del énfasis de Calvino en la salvación por medio de la
fe, y no por las obras. El autor decía que era incuestionable que Jesús,
en los diversos relatos de los evangelios, predicaba la salvación por
las obras. Uno de los pasajes que citó para apoyar su argumento fue el
del joven rico que preguntó a Jesús, "Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?". Jesús le respondió, "Si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos" (LBLA) (Mateo 19:17).
Para este teólogo, esta interpretación es confirmada por el mandamiento
dado por Jesús al hombre de que vendiera todas sus posesiones, y las
diera a los pobres para luego seguirlo.
Sin embargo, es muy evidente que la afirmación católica de que la
salvación es por las obras contradice la clara enseñanza de Pablo de que
la salvación es por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9) y el
entendimiento expresado claramente por Santiago de que si infringimos
una ley, infringimos todas las leyes (Santiago 2:10).
La historia del joven rico muestra claramente que, no obstante lo bueno
que haya sido este joven — es posible que realmente haya guardado los
últimos 6 mandamientos sobre los cuales le preguntó Jesús—su alma
honesta sabía que eso no era suficiente. Sabía honestamente que le
faltaba algo. Por lo tanto, en Mateo 19:17
Jesús simplemente estaba repitiendo lo que el joven creía, a saber, que
mediante la observancia de los mandamientos uno entraría en la vida
eterna. Sin embargo, había descubierto que ese no era el caso, puesto
que honestamente creía que había guardado los mandamientos.
A medida que se desarrolla la historia, el joven llega a comprender lo siguiente:
-El único camino que lleva a la vida eterna es el de seguir a Jesús.
-Para seguir a Jesús, uno tiene que amarlo más que a cualquier otra persona o cosa; de esto se tratan los primeros cuatro de los Diez Mandamientos, sobre los cuales Jesús no le preguntó (o más bien, “preguntó” sobre ellos mediante su petición de que vendiera todo para seguirlo).
Como parte de su argumento a favor de la noción católica de la salvación por las obras, Reno (otro destacado intelectual católico) sostiene que,
“La crítica que hace Pablo de la ley de Moisés debe leerse como parte de su afirmación más amplia sobre el cumplimiento de la ley en Cristo." (First Things, enero de 2012, p. 38)
y que las leyes del Antiguo Testamento no van lo suficientemente
lejos, y que debemos complementarlas al obedecer y escuchar los
mandamientos de Cristo. Pero el hecho es que nadie por sí mismo puede
obedecer la ley, ya sea la de Moisés o la de Cristo. Solo cuando ponemos
nuestra fe en nuestro Cristo resucitado y Sus méritos en la Cruz, y
solo entonces, podemos tener el poder de obedecer a Cristo y Sus
mandamientos. No podemos poner el carro delante de los bueyes, el carro
representa las obras, y los bueyes la fe en Cristo que nos da la vida
eterna.
Según el relato de Lucas sobre este joven, la pregunta que hizo fue, "¿Qué haré para heredar la vida eterna??" (18:18).
Esta pregunta ya manifiesta el entendimiento que tenía este hombre de
que la vida eterna solo se hereda. Y nadie puede trabajar por una
herencia, sino que se basa en una relación. Tanto en el Antiguo
Testamento como en cualquier otra cultura, solo los hijos pueden
heredar; nadie más tiene por qué buscar la herencia.
"Pero a todos los que le recibieron (es decir, a Jesucristo), les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre." (LBLA) (Juan 1:12)