Guía devocional de la Biblia

Día 1

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 5:16–29

Nota:

En este pasaje, Jesús explica en detalle Su relación con el Padre. Al leer esta sección, debemos tener en cuenta una cosa importante: aunque Jesús habla sobre Padre y sobre Sí mismo como dos “personas”, es imposible que el Hijo sea separado del Padre o que el Padre sea separado del Hijo. Juan 1:18 aclara que aunque el Hijo da expresión (exēgēsato [gr.], explicar) al Padre, son esencialmente uno (Juan 10:30).

(1) Jesús se esfuerza por explicar a los judíos quién es al decir “hasta ahora mi Padre trabaja”.

a. ¿Qué dicen estas palabras sobre Su relación con Dios?

b. ¿Qué está haciendo Dios actualmente?

c. Por lo tanto, ¿qué está haciendo el Hijo?

d. ¿Por qué, entonces, Su obra no es una violación del sábado? (ver Mateo 12:8)

(2) Según el verso 19, ¿de qué manera Jesús y el Padre son uno?

(3) En comparación con lo que ya han visto (es decir, la curación del paralítico), ¿cuáles son las dos “cosas mayores” que hará el Hijo? (vs. 21-22)

(4) ¿Cómo serán determinadas la vida eterna y la condenación eterna en la venida de Jesús? ¿Por qué? (vs. 23-24)

(5) Puesto que el versículo 29 se trata de la manera en que una persona puede tener la vida eterna, ¿qué significa el versículo?

(6) ¿Por qué el Padre le da a Jesús la autoridad de juzgar “porque es el Hijo del Hombre”? (v. 27)

(7) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
El reposo sabático

Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo” (LBLA) (Juan 5:17).

Es cierto que “en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho” (Génesis 2:2). Sin embargo, los siete días se refieren claramente a la transformación de la tierra en un lugar habitable que tenía luces, aire, agua, tierra y creaturas vivientes, y luego, la culminación de Su creación, los hombres y las mujeres, en el sexto día. Fue entonces que “bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho” (Génesis 2:3).

Aunque es cierto que Dios había descansado de Su obra inicial de la creación, nuestro Señor Jesucristo nos recuerda que el Dios Padre no ha dejado de realizar Su obra; esto se ve claramente en los siguientes detalles del Antiguo Testamento:

- Sus visitas a Adán y Eva en el jardín del Edén

- Su constante interacción con la descendencia de Adán después de la "caída" de Adán

- la institución, preparación e implementación de Su gran plan de salvación mediante la raza de Israel

- Su revelación de Sí mismo y de Sus preceptos de muchas y diversas maneras

- además, Su constante conservación del universo que ha creado

En otras palabras, Dios no es un Dios remoto, desinteresado y ausente. Es un Dios personal que continúa cuidando de Su creación, especialmente de los hombres y mujeres que creó a Su propia imagen.

Por lo tanto, una de las razones por las que estableció el sábado fue para que sirviera de un recordatorio constante, de hecho, un recordatorio semanal, para toda la humanidad de Aquél que es su Creador. Al observar el día de reposo, el pueblo de Israel estaría afirmando para sí mismo y para el resto del mundo que no hay otro Dios sino Yahweh, el Dios que creó los cielos y la tierra. Y este recordatorio tiene un significado adicional para el mundo de hoy que se burla de la noción de que existe un Dios Creador!

Es cierto que nuestra fe en el Señor del sábado, nuestro Señor Jesucristo (Mateo 12:8), nos ha hecho entrar en el reposo de Dios por medio de Él (Hebreos 4:3). Nuestra adoración semanal aún sirve para cumplir, entre otras, la función original del sábado, a saber, la de declarar a todo el mundo quién es su Creador e invitar a todos a entrar en el mismo reposo que nosotros tenemos en Jesucristo.

Día 2

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 5:30–43

Jesús continúa Su reprensión de los judíos por su odio hacia Él debido a lo que ellos consideran Su violación de la ley del sábado y por colocarse a Sí mismo en el mismo plano que Dios:

(1) Jesús dijo que los judíos realmente no tenían excusa para no creer en Él, debido al testimonio de nada menos que cuatro cosas que hablaban de Él. ¿Puede usted identificar cuáles eran?

a. Vv. 33-35: ¿Cuál había sido la respuesta de los judíos ante este testimonio? ¿Por qué?

b. V. 36: ¿Por qué este testimonio tiene más peso que el anterior?

c. Vv. 37-38: ¿De qué manera el Padre había dado testimonio acerca del Hijo?

d. Vv. 39-40 (también vv. 45-47): ¿Cuánto “peso” tiene este testimonio?

(2) ¿Y usted? ¿Estos cuatro testigos han fortalecido su fe en Cristo?

(3) Los judíos no quisieron creer en Jesús, a pesar de que "examinaban las Escrituras". ¿Cuáles eran las razones por su incredulidad?

(4) ¿Y usted? ¿De qué manera esto le recuerda de su propia actitud al estudiar las Escrituras hoy?

(5) Parte del pecado de los judíos radicaba en el hecho de que recibían "gloria los unos de los otros” (v. 44). Examínese a sí mismo para ver si usted también comete este pecado.

(6) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
El estudio diligente no es suficiente

Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna;” (LBLA) (Juan 5:39).

Es bastante sorprendente leer lo que Jesús dijo sobre los judíos que Lo perseguían: "Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna;" (Juan 5:39). Uno se pregunta por qué aquellos que se dedican a buscar la vida eterna mediante el estudio diligente (el significado de la palabra traducida examináis) de las Escrituras no lograron reconocer la verdad. ¿Acaso no prometió Jesús: "buscad y hallaréis"? (Mateo 7:7)

Este es un recordatorio muy solemne para todos los que parecemos tener hambre de la palabra de Dios y dedicamos mucho tiempo al estudio “diligente” de las Escrituras y a escuchar sermones bíblicos. La diligencia en sí misma no es suficiente; necesitamos una actitud correcta.

A continuación, Jesús señala en este pasaje cuáles son sus problemas:

- “No creéis en aquel que Él envió” (v. 38): Esto quiere decir que estudian con diligencia las Escrituras sin la intención de creerlas y obedecerlas. Eligen solo aquellas porciones que desean creer y obedecer; peor aún, probablemente estudian con el fin de adquirir conocimiento intelectual, la manera más peligrosa de abordar la Palabra de Dios.

- “No tenéis el amor de Dios en vosotros (v. 42): En efecto, la actitud que más agrada a Dios en aquellos que leen Su Palabra es el deseo de cultivar su relación amorosa con Él. ¿Hemos crecido en nuestro amor por Dios a lo largo de nuestro estudio de Su Palabra? Si no, nosotros, al igual que los judíos, no hemos logrado cumplir el propósito del estudio.

- “¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros?” (v. 44): Este defecto quizás se encuentre incluso en el creyente que más ama a Dios. Incluso cuando tenemos una actitud correcta de amor a Dios, el estudio de las Escrituras por naturaleza aumenta nuestro conocimiento de las cosas espirituales. Y a medida que las personas vean de forma natural el cambio que esto produce en nuestras vidas, vendrán a consultarnos y nos tendrán en alta estima. “El crisol es para la plata y el horno para el oro, y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe” (LBLA) (Prov. 27:21). Una vez que el orgullo se infiltra en nuestras vidas, impide no solo nuestra capacidad de conocer verdaderamente la Palabra de Dios, sino también nuestra capacidad de amar a Dios.

Día 3

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 6:1–15

(1) En comparación con los judíos de Jerusalén, ¿en qué se diferenciaron los galileos en cuanto a la acogida que dieron a Jesús?

(2) Consulte Marcos 6:32-44 para ver la razón por la que Jesús quería alimentar a la multitud.

(3) Juan dice que Jesús hizo su pregunta a Felipe para probarlo. ¿Qué respuésta deseaba escuchar de Felipe?

(4) ¿Cuál fue la respuesta de Felipe? ¿Cuál puede haber sido el razonamiento detrás de su respuesta?

(5) ¿De qué manera la respuesta de Andrés fue diferente de la de Felipe, especialmente con respecto a su actitud hacia el "problema" que estaban enfrentando?

(6) ¿Cuál fue el resultado de su acción? ¿Hay alguna lección en esto para nosotros?

(7) Sabemos por los relatos de los otros evangelios que los discípulos participaron en la administración de la distribución de los alimentos:

a. ¿Qué habría significado este milagro para los discípulos?

b. ¿Cuál es el posible significado de que haya sobrado comida?

c. ¿Cuál es el posible significado de que las sobras hayan llenado 12 canastas?

(8) ¿Cuán diferente fue la respuesta de esta multitud a la señal milagrosa de Jesús (en comparación con la de los judíos en Jerusalén)?

(9) ¿En qué aspectos estos judíos no eran diferentes de los judíos de Jerusalén?

(10) ¿Por qué Jesús decidió alejarse de una multitud que creía en Él?

(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Las personas son el centro del ministerio de Jesús

Entonces Jesús, alzando los ojos y viendo que una gran multitud venía hacia Él, dijo a Felipe '¿Dónde compraremos pan para que coman estos?' ” (LBLA) (Jn. 6:5).

¡Pobre Felipe! Jesús lo había elegido para responder una pregunta imposible: ¿Dónde compraremos pan para que coman estos?".

Probablemente se encontraban en el lado norte del mar de Galilea, en la ladera de una montaña que probablemente estaba a una distancia considerable de cualquier ciudad. Incluso si pudieran ir a un pueblo cercano a comprar comida, ¿cómo podrían llevar lo suficiente para alimentar a cinco mil personas, sin ningún medio de transporte? Además, en palabras de Felipe, “Doscientos denarios de pan [equivalente al salario promedio de más de medio año] no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo” (6:7). Es obvio que esto no significaba necesariamente que no tuvieran ese dinero, sino que costaría mucho dinero, y Felipe consideraba que no era su responsabilidad alimentar a todos; estas personas deberían haber sido más prudentes al asegurarse de llevar suficiente comida para el viaje.

Juan eligió no decirnos por qué Jesús quiso poner a prueba a Felipe, probablemente porque Marcos ya lo había dejado claro en su evangelio: “Al desembarcar, Él vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (LBLA) (Mc. 6:34). La respuesta de Felipe fue muy práctica, pragmática y sensata. Pero el razonamiento detrás de ella no resonaba con el corazón de Jesús. Él consideraba su ministerio a la multitud como una mera sesión de enseñanza de la Palabra; puesto que ya se había terminado la enseñanza, era hora de despedir a la multitud para que ellos mismos pudieran descansar.

Aunque parece que Felipe no pasó la prueba, la actitud de Andrés resonó más con el corazón de Jesús. Por lo menos se tomó la molestia de buscar entre la multitud para ver si se podía hacer algo para resolver el "problema". Sin embargo, se decepcionó al ver que la mayoría de las personas, si no todas, no vino preparada; sólo había un niño que tenía cinco pequeños panes de cebada y dos pequeños pescados. A pesar de lo ridículo que fue su respuesta a Jesús, sirvió para revelar lo siguiente:

- Él había tomado la iniciativa de hacer algo que nadie le había pedido, así demostrando que no veía a la multitud como un “problema”, sino como personas hambrientas a quienes deseaba alimentar.

- A pesar de que no pudo solucionar el problema, ¡logró llamar la atención de Jesús sobre todo lo que había podido encontrar!

Además, su acción resultó en uno de los milagros más famosos de Jesús, pero uno cuyo enfoque a menudo se ignora. No se trata simplemente de un milagro que demuestra el poder que tiene Jesús de alimentar a cinco mil personas con solo cinco panes de cebada y dos pececillos, sino un milagro que revela la compasión de Jesús. Él nos ve a cada uno de nosotros no solo como almas que necesitan Su salvación (a pesar de lo esencial que es esta salvación); ¡Él nos ve como seres humanos que tienen cuerpo, alma y espíritu! Para Jesús, el “ministerio” nunca es una simple tarea; ¡Siempre se trata de las personas, incluso cuando sean tan indignas como las de esta multitud, que solo podían pensar en comer pan! (Juan 6:26)

Día 4

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 6:16–24

Es muy útil leer también el pasaje paralelo que se encuentra en Marcos 6:45-52, el cual brinda más detalles y perspectivas sobre este evento.

(1) Ya sabemos cuál fue el impacto que tuvo el milagro anterior en la multitud. ¿Qué habrían aprendido los discípulos sobre la persona de Jesús y lo que puede hacer?

(2) ¿Puede usted pensar en algunas posibles razones por las que Jesús no se unió a los discípulos de inmediato? (ver los versos 22-24)

(3) ¿Sabía Jesús de antemano que los discípulos se enfrentarían a un fuerte viento?

(4) ¿Por qué Jesús decidió unirse a ellos ahora, caminando sobre el agua, en lugar de simplemente aparecer en el otro lado del lago para recibirlos?

(5) ¿Qué lección quizás aprendieron los discípulos de este milagro que tal vez no habían aprendido del anterior?

(6) Si sus corazones no hubieran sido tan duros, ¿cómo habrían reaccionado ante la tormenta y la repentina aparición de Jesús sobre el agua?

(7) ¿Qué le ha demostrado este milagro a usted? ¿Cómo puede aplicarlo a su vida?

(8) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
¿Quién es Jesús?

Pero Él les dijo, 'Soy yo; no temáis'” (LBLA) (Juan 6:20).

A lo largo de nuestra lectura de los capítulos del Evangelio de Juan, nos asombramos al ver que Jesús realizaba un milagro tras otro; por lo tanto, nos quedamos un poco perplejos al ver que Marcos todavía puede describir los corazones de los discípulos como "endurecidos" (Marcos 6:52). Marcos dice específicamente que “(los discípulos) no habían entendido lo de los panes”.

Sin embargo, cuando examinamos nuestros propios corazones, encontramos que nosotros también hemos visto a Dios contestar nuestras oraciones una y otra vez de maneras y en momentos que solo podrían describirse como milagrosos. Sin embargo, cada vez que nos enfrentamos a un nuevo desafío en la fe, sentimos el mismo miedo y terror que sentimos la vez anterior. Parece que tenemos que empezar de cero y aprender una vez más a poner nuestra confianza en Dios.

En parte, el problema de los discípulos era el mismo del pueblo de Israel cuando estaba en el desierto. El hecho de haber presenciado tantos milagros quitó el sentido de asombro que antes sentían. Por lo tanto, cada vez que se enfrentaban a una prueba o crisis prolongada, convertían la necesidad de ejercer su fe en un motivo de miedo e incluso en una excusa para quejarse.

Lo que los discípulos deberían haber entendido al contemplar el milagro de los panes no era tanto el poder de Jesús para realizar milagros, sino Su verdadera identidad — Él no es nadie menos que el propio Dios Creador. Sin embargo, parece que lo aprendieron ahora con este último milagro, puesto que “le adoraron, diciendo: En verdad eres Hijo de Dios'” (Mateo 14:33).

La próxima vez que nos encontremos con una prueba de nuestra fe, aprendamos a no enfocarnos en una inmediata liberación milagrosa, sino en la persona de Jesús — Él es el Dios Creador que nos dice: “Soy yo”, porque en cada tormenta de la vida, Él sigue ahí con nosotros.

Día 5

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 6:25–40

(1) ¿Por qué la multitud buscaba a Jesús con tanta insistencia? (6:15, 26)

(2) Podemos deducir que, en general, la multitud que siguió a Jesús era bastante pobre. ¿Acaso Jesús estaba siendo demasiado duro con ellos?

(3) Además de comida, ¿qué otras cosas perecederas son las que buscan (o por qué trabajan) las personas?

(4) ¿Por qué a la gente no le interesa el “alimento que permanece para vida eterna”?

(5) ¿Cuál es el significado del verso 27 con respecto a lo siguiente:

a. Nuestra práctica de compartir el evangelio con otros

b. Nuestro propio enfoque en la vida

(6) Fue Jesús quien llevó a la multitud a pensar en términos de "trabajo" (v. 27).

a. A la luz de esto, ¿por qué equipara la "fe" con el "trabajo"?

b. ¿Cuál es el mensaje importante que busca comunicar?

(7) Estas personas ya habían visto y degustado personalmente el milagro del pan y el pescado.

a. ¿Cómo es que todavía están pidiendo otra “señal milagrosa”?

b. Con base en lo que dicen en el verso 31 (con respecto al maná del cielo), ¿qué clase de milagro esperaban ver que cumpliera los requisitos de una “señal milagrosa”?

c. ¿Por qué el maná no era "el verdadero pan del cielo"?

(8) ¿Qué es el “verdadero pan del cielo”? (v. 32) ¿Cuáles diferencias hay entre este “pan” y el maná? (v. 33)

(9) Es obvio que estas personas aún no entendían lo que estaba diciendo Jesús (v.34). Según Él,

a. ¿Quiénes serán los que creerán en Él? (v. 37)

b. ¿Qué nos enseña el versículo 39 sobre la "seguridad eterna" de todos los creyentes?

c. ¿Qué pasará con todos los que mueren creyendo en Jesucristo? (v. 40)

(10) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
No trabaje por alimentos que se echan a perder

En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado” (LBLA) (Juan 6:26).

Esta no fue la única multitud que buscó a Jesús incansablemente por motivos equivocados. Incluso hoy, las iglesias están llenas de personas que profesan ser cristianos, pero que buscan a Cristo por razones equivocadas. Permítame compartir con usted el entendimiento de Juan Calvino a este respecto:

“Al contrario, lo único que esperan obtener de Él es vivir felices y a gusto en este mundo. Esto es lo mismo que arrebatarle a Cristo Su principal poder, puesto que la razón por la que fue dado por el Padre y se reveló a los hombres es para que los moldeara nuevamente a la imagen de Dios, dándoles su Espíritu Santo, y para que los llevara a la vida eterna, vistiéndolos con su justicia.

"Por lo tanto, la perspectiva que tenemos con respecto a los milagros de Cristo es un asunto de gran importancia, porque aquél que no anhela el reino de Dios, sino que descansa satisfecho con las comodidades de la vida presente, no busca otra cosa sino llenar su vientre. De la misma manera, actualmente hay muchas personas que aceptarían con gusto el evangelio, si tan solo estuviera libre de la amargura de la cruz, y si tan solo produjera placeres carnales. Es más, vemos a muchos que hacen una profesión cristiana con el fin de vivir con mayor alegría y con menos moderación. Algunos lo hacen porque esperan alguna ganancia, otros por el miedo, mientras que otros profesan ser discípulos de Cristo por aquellos a quienes desean agradar. Por lo tanto, el punto principal para quien desea buscar a Cristo es despreciar el mundo y buscar el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33). Además, puesto que los hombres generalmente consideran y se persuaden de que ya están buscando Cristo de la mejor manera al mismo tiempo que menosprecian todo Su poder, Cristo, en su manera habitual, usa dos veces la expresión en verdad, como si pretendiera mediante un juramento sacar a la luz el vicio que se oculta bajo nuestra hipocresía." (Comentarios de Calvino, Vol. XVII, 240)

¡Esto sí es un motivo para reflexionar!

Día 6

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 6:41–59

(1) ¿Por qué la multitud no creyó que Jesús es el Pan del cielo? (vs. 41-42)

(2) ¿De qué manera era fundamentada su duda?

(3) ¿De qué manera no era fundamentada su duda? (ver Juan 5:33-47, el testimonio cuádruple)

(4) ¿Sobre qué base Jesús les pidió que dejaran de murmurar?

(5) Según Jesús, ¿cuál era su problema? (v. 45)

(6) Al repetir que Él es el Pan de Vida que descendió del cielo (vv. 46-51), ¿qué más dijo Jesús que tenían que hacer para “creer” en Él?

(7) Si usted hubiera estado allí en ese momento, ¿habría entendido lo que Jesús quiso decir?

(8) ¿Qué quiere decir realmente en el v. 51?

(9) El v. 52 sugiere que hubo algunos que creyeron en Él. Es fácil entender por qué otros no creyeron. Sin embargo, la pregunta más difícil es esta: "¿Por qué creyeron algunos de ellos?" ¿Qué piensa usted?

(10) Luego, Jesús les explicó que Su carne y Su sangre realmente podían ser consumidas, y que aquellos que comen y beben de Él tendrán vida eterna y resucitarán en el último día. A pesar de lo difícil que era entender estas palabras de Jesús, aquellos que realmente buscaban la verdad con sinceridad le habría hecho otra pregunta. ¿Cuál es esa pregunta? ¿Qué pregunta(s) habría hecho usted?

(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
La veracidad de Su palabra

En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida” (LBLA) (Juan 6:47-48).

Tengo que admitir que yo me habría quedado totalmente desconcertado si estuviera entre la multitud que escuchó estas palabras de Jesús; al principio habría entendido Su referencia al "Pan de Vida" como una simple metáfora, pero luego, cuando Jesús insistió en que Su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida (v. 55), sin duda me habría dejado totalmente confundido. Por eso no culpo a aquellos que dudaron y comenzaron a quejarse. Pero lo más curioso es intentar entender la razón por la que algunos de ellos creyeron, según sugiere el v. 52. Esto sirve para enseñar la siguiente lección importante que todos debemos aprender: Aún cuando no entendemos el significado de la Palabra de Dios, nuestra incomprensión no niega en absoluto su veracidad. El problema está en nosotros y no en la veracidad de las Escrituras.

Por supuesto, a la luz de la posterior muerte y resurrección de Jesucristo, todo lo que dice Jesús en estos versículos tiene perfecto sentido; además, al leer las palabras que pronunció Jesús cuando instituyo la Cena del Señor, queda más claro que nunca que fue Su muerte física en la cruz lo que expió nuestro pecado y muerte; además Su sangre que fue derramada es lo que nos limpia de todas nuestras injusticias. Cuando creemos en Él, Su vida resucitada entra en nuestra vida, la cual es la vida eterna. Es más: ¡Su resurrección es lo que garantiza que seremos resucitados de entre los muertos en el último día!

Sin embargo, todo esto habría sido un misterio total para los oyentes que aquél día se encontraban en la sinagoga de Capernaum. A pesar de todo, algunos decidieron creer, pero su no carecía de fundamento. Creyeron en lo que Jesús había dicho antes en 5:33-47 — los cuatro testigos que habían dado testimonio de Jesucristo, a saber, el testimonio de Juan el Bautista (5: 33-35), los muchos milagros que Jesús ya había realizado (5:36), el testimonio del Padre (no solo al darle poder, sino al descender sobre Él con Su Espíritu en Su bautismo - 5:37) y “las Escrituras que dan testimonio de" Él (5:39).

Para estos creyentes, estos testimonios eran lo suficiente para que creyeran en Él, a pesar de que no entendían el significado de algunas de Sus palabras; nuestra incomprensión no niega en absoluto Su veracidad.

Día 7

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 6:60–71

(1) Algunos de los discípulos de Jesús también se estaban quejando.

a. Puesto que se trataba de “discípulos”, ¿acaso su actitud no debería haber sido diferente de la de los demás?

b. A pesar de que la enseñanza de Jesús era muy dura, ¿cómo debían haberla abordado?

(2) Es evidente que esta enseñanza era dura. Sin embargo, ¿qué motivo había para que se sintieran “escandalizados”? ¿De qué manera pueden haberse sentido escandalizados?

(3) Según Jesús, ¿cuál era su problema? (v. 62)

(4) Si el Espíritu es el que da vida y la carne para nada aprovecha (v. 63), ¿cómo debemos aplicar este principio a lo que debemos entender como el verdadero significado de realmente comer Su carne y realmente beber Su sangre?

(5) En última instancia, ¿qué es lo que realmente determina si alguien creerá o no creerá en Cristo? (v.65)

(6) Los versículos 66-67 están entre los versículos más tristes de la Biblia.

a. ¿Qué pudo haber hecho Jesús para evitar esto?

b. ¿Por qué no lo hizo?

(7) ¿Cuál es la respuesta de usted al v. 67?

(8) ¿Cuál es el motivo de su respuesta?

(9) ¿Es el mismo que tuvo Pedro? ¿Por qué o por qué no?

(10) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
El tamizado de los seguidores

"¿Acaso queréis vosotros iros también?" (LBLA) (Juan 6:67).

Juan 6: 66-67 contiene algunas de las palabras más tristes de la Biblia, ya que muchos de los discípulos de Jesús tomaron la decisión consciente de apartarse y no andar más con Él. Fue entonces que Jesús se volvió hacia los “Doce”, Sus seguidores más cercanos, y les preguntó, “¿Acaso queréis vosotros iros también?”. Estas palabras están llenas de un profundo sentimiento de dolor y decepción.

Leon Morris tiene razón al sugerir que esto fue algo que tenía que suceder, puesto que los verdaderos discípulos fueron separados de los falsos:

“Muchos se habían apegado a Él, algunos de todo corazón, otros con poco compromiso. Pero luego llegó el momento en que su lealtad sería puesta a prueba ... lo que les incomodaba era la parte que podían entender, y no la parte que no podían entender". (NICNT, Juan, 338).

William Barclay enfatiza que la palabra griega aquí traducida con la palabra "dura" no significa "difícil de entender, sino difícil de aceptar":

“Los discípulos sabían muy bien que Jesús estaba afirmando que Él era la propia vida de Dios que había descendió del cielo, y que nadie podía vivir su vida actual o enfrentar la eternidad sin someterse a Él.

"Aquí nos encontramos con una verdad que resurge en cada época. Resulta una y otra vez que lo que impide que los hombres se conviertan en cristianos no es la dificultad intelectual, sino el elevado estándar moral de Cristo. Es necesario que haya cierto misterio en la esencia de toda religión, por la sencilla razón de que en esa esencia está Dios. Según la misma naturaleza, el hombre nunca podrá comprender plenamente a Dios. Cualquier persona que piensa honestamente sobre el tema tiene que aceptar que siempre habrá cierta misterio.

"La verdadera dificultad del cristianismo es doble. Por un lado, exige un acto de entrega total a Cristo, el reconocimiento de que Él es la autoridad final; por el otro, exige el más elevado estándar moral. Los discípulos sabían muy bien que Jesús había afirmado que Él es la vida y la mente de Dios que había descendido a la tierra; para ellos, la dificultad era aceptarlo como verdadero, junto con todas sus implicaciones. Hasta el día de hoy, muchos siguen rechazando a Cristo, no porque Él los deje perplexos, sino porque desafía su modo de vida."
(The Daily Study Bible Series, Juan Vol. 1, 226-7)