Guía devocional de la Biblia

Día 1

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 15:1–8

La vid se usa a menudo en el Antiguo Testamento como un símbolo de Israel (por ejemplo, Isa. 5:1; 27:2; Jeremías 2:21; 6:9 y Os. 10:1).

(1) Cuando Jesús dice que Él es la vid verdadera, ¿en qué sentido lo dice? ¿Quiénes podrían ser las vides que no son verdaderas?

(2) ¿Qué hace el “viñador” para cuidar las ramas?

(3) En el contexto de usar el “fruto” para determinar si hay vida en la rama, ¿cuál es el fruto más básico que uno necesita producir para tener vida en Dios? (Lucas 3:8)

(4) ¿Cuál es una de las formas en que el Padre poda las ramas fructíferas? ¿Por qué? (15:2)

(5) ¿Qué otras formas podría usar Dios para podar a los creyentes? (Hebreos 12:10-11)

(6) ¿Cuáles son otros frutos que los creyentes deben producir? (Gálatas 5:22-24)

(7) La clave para seguir dando fruto es “permanecer en Cristo”. ¿Qué significa esto? ¿Cómo puede uno hacerlo?

(8) ¿Qué significa la frase “el que permanece en mí y yo en él”?

(9) ¿Qué relación existe entre “permanecer en Él” y que “Sus palabras permanezcan en vosotros”?

(10) ¿Por qué Su promesa de contestar nuestras oraciones está vinculada a la condición de que Sus palabras permanezcan en nosotros?

(11) ¿Cuáles son las consecuencias de permanecer en Cristo, y cuáles son las de no permanecer en Él? (15: 6,8)

(12) Examínese para ver qué le podría estar impidiendo permanecer en Cristo.

Reflexión meditativa
Permanecer en Cristo

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer" (LBLA) (Juan 15:5).

Al afirmar que Él mismo es la “vid verdadera”, Jesús se distingue de todos los falsos mesías que se habían levantado antes de Su época. Él es el único Mesías verdadero, a través del cual el Reino de Dios será establecido tal como se prometió en las Escrituras. Y sabemos que Él no solo es el “verdadero Mesías” de Israel, sino el único “verdadero Salvador” del mundo, mediante el cual toda la humanidad puede ser salva del pecado y de la condenación eterna y trasladado a la vida eterna en el Reino de Dios.

Además de afirmar que Él es "la vid verdadera", Jesús también señala cuál es la marca distintiva de todos los "sarmientos verdaderos", aquellos que realmente pertenecen a Él y al Padre. Esta marca distintiva es el "fruto", y el fruto más básico es, por supuesto, el fruto del arrepentimiento. Esto es lo que Juan el Bautista exige de aquellos que desean ser bautizados por él, "dad frutos dignos de arrepentimiento" (Lc. 3:8).

Sin embargo, Jesús se dirige a los “verdaderos sarmientos”, mandándonos a permanecer en Él, puesto que “separados de mí nada podéis hacer” (Jn. 15:5). Este mandamiento es importante porque ninguna rama existe para sí misma; cada una ha sido elegida para que dé fruto, y que este fruto permanezca (por toda la eternidad), para la gloria de Su Padre (15:16, 8).

Al instarnos a permanecer en Él, Jesús menciona dos aspectos específicos:

(1) “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros” (15:7): Es cierto que la lectura y la comprensión de Sus palabras no es solo el camino, sino también la misma esencia de permanecer en Jesús. Él es la Palabra (1:1); por lo tanto, sin conocer las Escrituras no hay forma de que Lo conozcamos; y sin conocerlo no podemos estar en Él. Este no solo es el punto de partida del arrepentimiento, sino también el camino constante y la misma esencia de conocerlo y permanecer en Él. Solo después de enfatizar la importancia de permanecer en Sus palabras, Él nos insta a pedir lo que queramos del Padre (15:7). Por lo tanto, la clave para nuestras oraciones es permanecer en Sus palabras; solo así no pediremos "con malos propósitos" (Sant. 4:3).

(2) Ahora, “permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor”(15:9-10). A pesar de lo importante que es permanecer en Sus palabras, si no nos comportamos de manera consistente con ellas, nuestra lectura y comprensión resultarán en un mero conocimiento intelectual que no nos edificará en amor (hacia los hombres y hacia Dios) y solo hará que nos enorgullezcamos (1 Co. 8:1). Sin amor, lo único que podremos hacer es "ser como metal que resuena o címbalo que retiñe" (1 Cor. 13: 1), sin ser capaces de producir ningún fruto que sea duradero o que glorifique al Padre.

Reflexionemos sobre este “fruto”.

Día 2

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 15:9–17

Puesto que Cristo menciona de manera específica el permanecer en Su amor: ¿cómo podemos hacerlo? (15:10).

(1) ¿Cuál podría ser la diferencia entre permanecer en Él y permanecer en Su amor?

(2) ¿Piensa usted que realmente podemos permanecer en Él si seguimos desobedeciendo Sus mandamientos? ¿Por qué o por qué no?

(3) ¿Qué mandamiento específico menciona Jesús aquí? ¿Por qué?

(4) ¿Cómo es que guardar Su mandamiento perfecciona nuestro gozo?

(5) ¿Qué ejemplo nos ha dado Cristo a este respecto? ¿Cómo podemos emularlo, puesto que muy pocos de nosotros realmente tendrán la oportunidad de dar su vida por los demás?

(6) ¿Cuál promesa es nuestra si hacemos lo que Jesús manda (especialmente con respecto a amarnos unos a otros)?

(7) ¿Cuán especial es esta promesa? (15:15; ver también Sal. 25:14)

(8) La mayoría de los cristianos piensan en la fe en Cristo principalmente en términos de nuestra salvación. Sin embargo, ¿qué dice Cristo sobre el propósito de pertenecer a Él, la vid verdadera? (15:16)

(9) ¿Por qué dice que no somos nosotros quienes Lo elegimos a Él, sino Él que nos elige a nosotros?

(10) Al resumir este mensaje sobre la vid y las ramas, ¿cuáles son las dos cosas que Jesús enfatiza una vez más en los vv. 16 y 17? ¿Por qué?

(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Fruto que perdurará

Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda(LBLA) (Juan 15:16).

Permítanme compartirles brevemente cómo Dios me llamó a un ministerio de tiempo completo. Yo fui contador durante unos 21 años; me gustaba mucho mi trabajo y me enorgullecía de lo que hacía.

Durante mis días en una “carrera secular”, también intentaba vivir mi fe en el lugar de trabajo, tanto en el sentido de practicar la ética bíblica en el trabajo como en el de compartir el evangelio. Mientras intentaba hacer este último, Dios me permitió realizar reuniones evangelísticas de estudio bíblico en mi oficina; además, usaba parte de mis vacaciones anuales para hacer viajes misioneros de corto plazo. Sin embargo, visto en retrospectiva, tengo que admitir que, no obstante mi esfuerzo, por vivir mi fe en el lugar de trabajo, lo que realmente intentaba hacer era amar al mundo y al Dios Padre al mismo tiempo (1 Juan 2:15).

Por la misericordia de Dios, Él decidió llamarme al ministerio de tiempo completo el primer día de junio de 1991. Aunque la manera en que me llamó fue inequívocamente clara, mi reacción inmediata fue negativa. Incluso dije a Dios: “De ninguna manera. Debes estar bromeando". Cuando el Espíritu Santo trajo a mi mente todas las afirmaciones que había hecho mientras compartía el evangelio con los demás (por ejemplo, "La vida eterna es mucho más importante que esta vida terrenal"), le pedí al Señor que me perdonara, porque en ese momento me di cuenta de que al rechazar el llamado de Dios, estaba demostrando que realmente consideraba esta vida terrenal como lo más importante.

Fue en la mañana siguiente, después de que me rendí a Dios, que me encontré con Juan 15:16 en mi tiempo devocional: "Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca;" . Dios usó este versículo para mostrarme que todos esos años había estado dando frutos para mí mismo y para mis empleadores - frutos de ganancia financiera; ahora me capacitaría para dar frutos que durarían por la eternidad. Cuando pensé en esto, la paz, una paz abrumadora, inundó mi alma.

Es claro que esto no significa que uno solo pueda dar fruto eterno si se convierte en un pastor de tiempo completo. Realmente podemos dar fruto solo cuando obedecemos el mandamiento del Señor, lo que nos permite permanecer en Él, en Sus palabras y en Su amor - ¡y este fruto permanecerá! Sin embargo, en mi caso, Su mandamiento fue que dejara mi trabajo secular para dedicarme al ministerio del evengelio de tiempo completo. ¡Y sólo al obedecerle pude realmente dar frutos que le glorifican!

Día 3

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 15:18–27

(1) ¿Piensa usted que este mundo es uno de odio o de armonía? ¿Por qué?

(2) ¿Por qué el mundo parece odiarnos, específicamente a los que pertenecemos a Cristo?

(3) Consulte 2 Timoteo 3:12 y reflexione sobre la relación que usted tiene con “el mundo”.

(4) ¿Usted alguna vez tuvo la experiencia de ser odiado por el mundo por “no pertenecer al mundo”? Si su respuesta es sí, ¿qué recuerda sobre el incidente?

(5) ¿Cuál es el propósito de Dios al elegirnos? (15:16)

(6) ¿Cómo persiguió el mundo a nuestro Señor?

(7) ¿Debemos intentar conquistar el favor del mundo? ¿Por qué o por qué no?

(8) ¿Por qué dijo Jesús: "sin causa me aborrecen"? (Sal. 35:19; 69:4)

(9) Jesús dice en el verso 22 que "no tienen excusa por su pecado". ¿Esto se aplica a todos aquellos que no creen en Jesús hoy? ¿Por qué o por qué no?

(10) El Consolador (es decir, el Espíritu Santo) ha venido. ¿De qué manera Él da testimonio de Jesús, y cómo podemos trabajar con Él para seguir dando este testimonio hoy?

(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Odiado por el mundo

Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia" (LBLA) (Juan 15:19).

Todavía recuerdo los días en que me convertí en cristiano en los años 60. Aunque ser cristiano podría ocasionar unos comentarios sarcásticos por parte de los compañeros de clase o de trabajo, nunca parecía que éramos una amenaza para ellos o para la sociedad. Sin embargo, la coyuntura es muy diferente en los días actuales. El simple hecho de reconocer nuestra fe en Cristo en los espacios públicos parece suscitar no solo comentarios sarcásticos, sino también miedo y rechazo, debida a que somos percibidos como intolerantes y odiadores, especialmente con respecto a las políticas públicas sobre el aborto y la definición de matrimonio.

Particularmente en Norteamérica, este fenómeno se ha vuelto más intenso en los últimos veinte años. Al principio parecía que los cristianos evangélicos formaban un frente más unido con respecto a los temas del aborto y del matrimonio, pero he observado que ante la creciente hostilidad en la esfera pública, cada vez más cristianos evangélicos están cambiando su postura y parecen ceder cada vez más en estos temas. Permítanme ser franco: el motivo que impulsa ese cambio de postura no es más que el deseo de ganar el favor del mundo; sin embargo, ¡al hacerlo se han vuelto cada vez más como el mundo!

Como clérigos cuyo deseo es mantenernos fieles a nuestro llamado, algunos han llamado a los ministros ordenados a que renuncien a su papel como agentes del estado con el poder legal de firmar certificados de matrimonio, un papel que fue establecido desde hace mucho tiempo. Parte de este compromiso dice lo siguiente:

“Por lo tanto, en nuestro papel de ministros cristianos, los que subscribimos, nos comprometemos a desvincular el matrimonio civil y cristiano en el desempeño de nuestros deberes pastorales. Ya no seremos agentes del estado con respecto al matrimonio. Ya no firmaremos certificados de matrimonio. Pediremos a las parejas que busquen el matrimonio civil por separado de los votos y bendiciones relacionados con la iglesia. Presidiremos solo aquellas bodas que busquen establecer un matrimonio cristiano de acuerdo con los principios articulados y vividos desde el comienzo de la vida de la iglesia ”.
(Los reverendos Ephraim Radner y Christopher Seitz, First Things , diciembre de 2014)

Aunque todavía estoy meditando sobre ese llamamiento a la acción, no puedo evitar la sensación de que tal acción constituye un reconocimiento de derrota ante el mundo. Lo que es peor, nos estamos retirando del mundo al que fuimos llamados a dar testimonio. Por lo tanto, yo continuaré celebrando bodas oficiales que sean fieles a los principios bíblicos y dejaré que el gobierno haga lo que quiera, incluso si quiere anular mi licencia.

Día 4

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 16:1–11

(1) ¿Por qué los judíos expulsarían a los discípulos de Jesús (que también eran judíos) de la sinagoga?

(2) ¿Por qué pensaban los judíos que al hacerlo estarían rindiendo un servicio a Dios?

(3) Según los libros del Nuevo Testamento y la historia de los primeros siglos, ¿cuán severa fue la persecución de los cristianos? ¿Puede usted sugerir tres factores principales que pueden ayudar (o que han ayudado) a los cristianos a perseverar en la persecución sin tener "tropiezo“ (v. 1)?

(4) ¿Cuán diferentes eran aquellas persecuciones de las que sufren los cristianos en manos de musulmanes extremistas hoy? ¿Deberíamos lidiar de manera diferente con la persecución que ocurre actualmente en manos de musulmanes extremistas?

(5) En comparación con los judíos, quienes expulsaban a los discípulos de sus sinagogas, ¿de dónde buscan las personas del mundo actual expulsar a los cristianos? (16:2)

(6) ¿Por qué piensan estos que al hacerlo estarán rindiendo un servicio a la sociedad?

(7) Según el versículo 3, ¿cuál es la verdadero motivo de su acción?

(8) Según Jesús, la obra del Espíritu Santo incluye convencer al mundo de tres cosas:

a. Pecado—¿Qué pecado enfatiza Jesús aquí? ¿Cómo lo hace?

b. Justicia—¿Qué tiene que ver el regreso de Jesús al Padre (es decir, Su resurrección) con la justicia?

c. Juicio—Satanás y sus seguidores serán juzgados. ¿Las personas del mundo están conscientes de que son seguidores de Satanás? Por qué no?

¿De qué manera el Espíritu Santo ha forjado esta convicción en el corazón de usted?

¿Qué papel ha tenido usted en esta convicción?

(9) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
¡La persecución no es nada nuevo!

Os expulsarán de las sinagogas; pero viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que así rinde un servicio a Dios” (LBLA) (Juan 16:2).

Los cristianos de la actualidad están alarmados ante la severa persecución que está ocurriendo en todo el mundo, en especial en los países islámicos. Esta persecución no se encuentra solamente entre los grupos terroristas del Islam extremista, sino también en muchos de los países islámicos.

Este sin duda es un motivo de gran preocupación, especialmente en vista de la brutalidad con la que se realiza algunas de estas persecuciones. Sin embargo, nuestro Señor Jesús previó estas persecuciones y nos advirtió: "Estas cosas os he dicho para que no tengáis tropiezo" (Jn. 16:1).

Aunque es cierto que Jesús se estaba dirigiendo a los discípulos de Su tiempo, esta advertencia sin duda está dirigida a todos aquellos que lo seguirían como Sus discípulos a lo largo de los siglos. A pesar de lo horrible que es la actual persecución bajo el Islam, su severidad no es muy diferente de la que sufrieron los cristianos en los primeros siglos bajo el Imperio romano, conocidos en la historia eclesiástica como las Diez Persecuciones. Permítame citar unos pocos pasajes sobre algunos de estos diez períodos:

(1) La primera persecución ocurrió bajo Nerón en el año 64 d.C., cuando ese emperador, quien había incendiado la ciudad de Roma, culpó a los cristianos por su propia acción. Aquellos cristianos perseguidos

“o fueron cubiertos con pieles de fieras y despedazados por perros devoradores, o atados a cruces y envueltos en ropas combustibles para que cuando ya no había luz de día sirvieran como antorchas para ahuyentar la oscuridad de la noche".

(2) La segunda persecución general ocurrió bajo Domiciano:

“Se supone que 40.000 cristianos sufrieron el martirio en el año 95”.

(3) La cuarta persecución general incluyó el famoso martirio de Policarpo, el obispo de Esmirna, bajo el filósofo Marco. Cuando intentaron obligarlo a renunciar a Cristo ante la hoguera, respondió:

"Le he servido ochenta y seis años, y nunca me ha hecho daño: ¿acaso podría yo blasfemar contra mi Rey y mi Salvador?"

(4) Quizás la persecución más espantosa fue la decima, la cual ocurrió en el decimonoveno año del emperador Diocleciano (en el año 303 d.C.):

“En efecto, la imaginación humana casi se agotó al inventar nuevas variedades de torturas. Algunos fueron empalados vivos; a otros se les rompieron las extremidades y fueron abandonados para que murieran en esa condición. Algunos fueron asados lentamente, mientras que otros fueron colgados por los pies con la cabeza hacia abajo mientras se encendía un fuego debajo de ellos para que el humo los asfixiara. Algunos fueron muertos con plomo derretido que fue vertido en sus gargantas, mientras que a otros les arrancaban la carne con conchas o clavaban astillas de junco bajo las uñas de los dedos de sus manos y pies. Los pocos que no fueron ejecutados tuvieron sus extremidades y rostros mutilados”.
(CBTEL, Vol. VII, 965-6)

Por supuesto, estas atrocidades del pasado no justifican en modo alguno la brutalidad de la persecución actual, pero sirven para recordarnos que

Un siervo no es mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros” (Jn. 15:20).

Sin duda, ¡el camino de las misiones siempre ha sido pavimentado por la sangre de los mártires!

Día 5

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 16:12–22

(1) Para los creyentes, ¿qué conlleva la obra del Espíritu Santo? (Antes de responder, lea el pasaje de manera personalizada, sustituyendo la palabra "vosotros" por "yo".)

(2) ¿Qué puede usted aprender sobre la función de las tres personas de la Santísima Trinidad en este contexto?

(3) A pesar de que Jesús estaba dejando muy claro lo que iba a pasar cuando dijo "un poco más, y ya no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis", parece que esta advertencia no tuvo ningún impacto en los discípulos más tarde cuando fue crucificado. ¿Por qué?

(4) ¿A qué comparó Jesús la lamentación de los discípulos? ¿Cuánto impacto tuvo en la profundidad de su tristeza el hecho de que no comprendieron o no recordararon esta advertencia?

(5) Jesús les prometió que "vuestra tristeza se convertirá en alegría". ¿Cómo se cumplió esta promesa? (ver Juan 20:20)

(6) ¿Por qué dijo Jesús que “nadie os quitará vuestro gozo”? ¿Qué clase de gozo es este?

(7) ¿Usted ha experimentado este gozo? ¿Por qué o por qué no?

(8) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
La obra del Espíritu Santo

"Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (LBLA) (Juan 16:8).

Ayer reflexionamos sobre la advertencia de Jesús sobre la persecución, pero aún no abordamos el papel que tiene el Espíritu Santo en el pasaje. Reflexionemos sobre este último tema con estas palabras de William Barclay:

“Tenemos aquí un resumen casi perfecto de la obra del Espíritu:

( i ) El Espíritu Santo convencerá a los hombres de pecado. Cuando los judíos crucificaron a Jesús, no creían que estaban pecando; creían que estaban sirviendo a Dios. Sin embargo, cuando más tarde se predicó la historia de esa crucifixión, se compungieron de corazón (Hechos 2:37). De repente tuvieron la terrible convicción de que la crucifixión había sido el crimen más grande de la historia y que su pecado la había ocasionado. ¿Qué es lo que hace que un hombre reconozca su pecado? ¿Qué es lo que lo humilla ante la Cruz? En cierta aldea de la India, un misionero contaba la historia de Jesús por medio de ilustraciones en placas de vidrio (conocidas como "placas de linterna mágica", los precursores de las diapositivas) que proyectaba en la pared encalada de una casa. Cuando apareció la figura de la Cruz, cierto indio dio un paso adelante y, como si no se pudiera contener, gritó '¡Bájate de ahí!. Yo debería estar colgado allí, no tú.' ¿Por qué la figura de un hombre que fue crucificado como criminal en Palestina hace dos mil años compungiría los corazones de las personas a lo largo de los siglos y aún lo hace hoy? Esto es obra del Espíritu Santo.

(ii) El Espíritu Santo convencerá a los hombres de justicia. Se vuelve muy evidente lo que significa esto cuando entendemos que es de la justicia de Jesucristo que los hombres serán convencidos. Jesús fue crucificado como un criminal. Fue juzgado; fue declarado culpable; los judíos Lo consideraron un hereje malvado y los romanos un personaje peligroso; recibió el castigo que era reservado para los peores criminales, siendo tachado de delincuente y enemigo de Dios. ¿Qué fue lo que cambió esta percepción de Él? ¿Qué hizo que los hombres reconocieran en esta figura crucificada al Hijo de Dios, lo mismo que reconoció el centurión al pie de la Cruz (Mateo 27:54) y Pablo en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9)? Es asombroso pensar que los hombres puedan depositar su confianza por toda la eternidad en un criminal judío que fue crucificado. Esto es obra del Espíritu Santo. Él es quien convence a los hombres de la pura justicia de Cristo, siendo respaldado por el hecho de que Jesús resucitó y fue a Su Padre.

(iii) El Espíritu Santo convence a los hombres de juicio. En la Cruz, el mal está condenado y derrotado. ¿Qué es lo que hace que un hombre tenga la convicción de que le espera un juicio? Esto es obra del Espíritu Santo. Él es quien nos da la convicción interna e inquebrantable de que todos compareceremos ante el tribunal de Dios.

(iv) Hay una cosa más que Juan no menciona en este momento. Cuando somos convencidos de nuestro propio pecado, cuando somos convencidos de la justicia de Cristo, cuando somos convencidos del juicio venidero, ¿qué es lo que nos da la certeza de que nuestra salvación se encuentra en la Cruz de Cristo y que con Cristo somos perdonados y salvos del juicio? Esto también es obra del Espíritu Santo . Él es quien nos convence y nos asegura que en esta figura crucificada podemos encontrar a nuestro Salvador y nuestro Señor. El Espíritu Santo nos convence de nuestro pecado y nos convence de nuestro Salvador".
(The Daily Study Bible Series, Juan vol. 2, 193-4)

Día 6

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 16:23–33

(1) Jesús repite aquí la invitación a que nosotros pidamos al Padre directamente. ¿Cuán especial es esta nueva invitación? ¿Por qué?

(2) ¿Usted ha experimentado que esta promesa es cierta? ¿Por qué o por qué no?

(3) ¿Cuál es la importancia de la siguiente declaración: "no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros"?

(4) Según Jesús, ¿por qué tenemos "acceso directo" al Padre, un privilegio que para los judíos era absolutamente increíble? (v. 27)

(5) En respuesta a estas palabras de Jesús, los once discípulos le comentaron lo siguiente:

a. Jesús ya no les estaba hablando con lenguaje figurado, como en una parábola, sino de manera directa. ¿Piensa usted que el verdadero cambio ocurrió en el lenguaje de Jesús o en la fe interior de los discípulos?

b. Ahora entendían que Él sabía todas las cosas. ¿Esto significa que ahora entendían todas las cosas que Jesús había dicho?

c. Ahora creían que vino de Dios. ¿Qué fue lo que había fortalecido tanto su fe?

Yo diría que en ese momento preciso, tuvieron un anticipo de la obra del Espíritu Santo, tal como la describe Jesús en 16:12-16. ¿Qué piensa usted?

(6) ¿La respuesta de Jesús ante la afirmación de su fe fue positiva o negativa? ¿Por qué?

(7) ¿Cuán importante fue Su promesa de "paz" para los discípulos?

(8) ¿Sobre qué base Jesús les daba esa paz?

(9) En este mundo lleno de problemas, ¿cómo podemos tener paz en Él?

(10) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
Acceso directo a Dios

En aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre, os lo dará en mi nombre(LBLA) (Juan 16:23).

Los israelitas consideraban que Dios era tan temible y santo que no se atrevían a acercarse a Él. Por esto pidieron a Moisés: “Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos” (Éxodo 20:19). El mismo temor es aún más evidente en las enseñanzas de los rabinos de la época de Jesús, entre las cuales está la siguiente enseñanza:El nombre de Yahvé es demasiado santo para ser pronunciado; por lo tanto, debemos llamarlo 'Adonai' y 'Elohim' ”(Yahweh: El Nombre sobre todos los Nombres, por The House of Yahweh)

Sin embargo, Jesús dijo a Sus discípulos que “En ese día(una referencia al día después de Su resurrección en que no lo verían más) ya no le pedirían nada; además, Su Padre les daría todo lo que pidieran en Su nombre. Eso significa que tendrán acceso directo al Padre; podrán llevar sus peticiones directamente al Padre, invocando el nombre del Hijo. Eso ciertamente hace eco de lo que Jesús les había dicho anteriormente, a saber, que Él es "el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por" Él (Jn. 14:6).

Esta es la misma verdad que había expresado a Natanael: “En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre” (Jn. 1:51).

La asombrosa verdad de que podrían acercarse a Dios directamente en el nombre de Jesús hizo que los discípulos abrieran sus ojos de fe y dijeran: “por esto creemos que tú viniste de Dios” (Jn. 16:30).

¿No es una lástima que muchos todavía piensen que solo pueden orar a Dios mediante un sacerdote, o peor aún, por medio de uno de los santos del pasado?

¡Pero igualmente lamentables son aquellos que piensan que las oraciones de ciertos pastores son más efectivas que las suyas! Recordemos que el Padre está esperando escuchar directamente a Sus hijos, así como afirma Santiago: “Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto” (Sant. 5:17-18).

Día 7

Lea el pasaje por lo menos dos veces, reflexionando sobre ello detenidamente. Luego, considere las preguntas a continuación:

Reflexión sobre las Escrituras
Juan 17:1–19

Vv. 1-5—La hora de la glorificación mutua

(1) ¿Cuál era la gloria que Jesús tenía con el Padre antes de que el mundo existiera?

(2) La hora obviamente es la de Su crucifixión:

a. ¿Cómo glorificaría el Padre al Hijo en Su muerte?

b. Por lo tanto, ¿de qué manera Su muerte sería un tiempo de glorificación mutua entre el Padre y el Hijo?

(3) ¿Su muerte fue la única cosa que glorificó al Padre?

(4) ¿Qué es la “vida eterna”?

(5) ¿Por qué eligió Jesús hacer hincapié sobre esta verdad en Su oración en ese momento preciso?

(6) ¿Qué podemos aprender de Jesús sobre cómo se debe glorificar a Dios?

Vv. 6-8—Quiénes son los creyentes

Antes de dejar a Sus discípulos, Jesús oró expresamente por ellos y señaló la razón por la que oraría por ellos:

(7) Según el verso 6, ¿quiénes eran los discípulos?

(8) A pesar de lo débil y vulnerable que eran, ¿cómo describió Jesús su fe?

(9) ¿Esto también describe la fe de usted?

Vv. 9-19—La oración del sumo sacerdote

(10) ¿Por qué Jesús no oró por el mundo, sino solo por estos discípulos? (vv. 9-10)

(11) Oró específicamente para que fueran guardados (vv. 11-12):

a. ¿Por qué oró por su protección con el poder del nombre de Dios?

b. ¿Cual es ese nombre? ¿Por qué es tan poderoso?

c. ¿Qué tiene que ver esa protección con que sean "uno"?

d. ¿Por qué oró para que fueran uno?

(12) El mundo los odiaba:

a. Cuando Jesús oró por su protección ¿quería que fueran sacados del mundo?

b. ¿Por qué no?

c. En cambio, ¿cual fue Su petición? (v. 17)

d. ¿Por qué?

e. ¿Cómo seremos santificados? ¿Qué significa ser santificado?

f. ¿Cómo se santificó Jesús a Sí mismo?

g. ¿Qué ha significado para nosotros Su santificación?

(13) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?

Reflexión meditativa
La oración del sumo sacerdote

"No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno" (LBLA) (Juan 17:15).

Los comentaristas se refieren a la oración de nuestro Señor a Su Padre Celestial en el capítulo 17 de Juan con el título “Oración del Sumo Sacerdote”. Reflexionemos sobre las siguientes observaciones de Lenski con respecto a esta oración:

"Chytraeus llama a este capítulo la precatio Summi Sacerdotis, la Oración del Sumo Sacerdote, y Lutero dice, 'para que Él cumpla completamente Su oficio como nuestro único Sumo Sacerdote'. Seguramente se trata de una oración. La objeción de que este capítulo es simplemente otro solemne testimonio dirigido a los discípulos, una bendición final para ellos, suscita contradicciones a cada paso. Jesús pronuncia esta oración en voz alta por la simple razón de que quiere que Sus discípulos escuchen Su comunicación con el Padre. Una oración silenciosa habría sido suficiente para Su propia persona. Hasta el último momento, Sus intereses incluyen a los discípulos. Debían verlo iniciar Su pasión como un vencedor y escuchar con sus propios oídos los pensamientos que se elevan al Padre desde Su corazón, los pensamientos acerca de Sí mismo (v. 1-5), acerca de los discípulos que estaban a Su lado (v. 6-19), y con respecto a todos los futuros creyentes de todo el mundo (v. 20-26). El proposito de esta oración es profundizar e intensificar todo el contenido de los últimos discursos. Su poder debía obrar en los corazones de los discípulos durante los próximos días. Jesús no ora con los discípulos, no les pide que levanten su corazón y se unan a Él en oración, como nosotros a veces hacemos cuando nos despedimos. Esta oración ocurre en un nivel tan exaltado que ningún discípulo podría unirse a Él en su pronunciación. Jesús ora delante de sus discípulos; lo único que ellos pueden hacer es presenciar esta oración. Su serenidad, su majestad y su autoridad son compatibles sólo con el corazón y los labios de Aquel que es el Hijo. Ante esta oración, todas las nuestras se desvanecen como velas al sol ".
(Lenski, Juan , 1114)