Esta semana continuaremos el estudio del libro de 1 Reyes en el Antiguo Testamento.
Durante el largo reinado de Asa en Judá, Israel entró en una época bastante tumultuosa, con sucesivos cambios en el trono. Leamos los vv. 21-33 y comparemos estos reyes sucesivos de Israel:
(1) ¿Recuerda usted cómo Zimri llegó al poder y cuánto tiempo reinó? (1 Rey.16:9-10)
(2) ¿Cómo terminó su corto reinado? (vv. 21-22)
(3) ¿Qué razón la Biblia da para su muerte? (vv. 18-19)
(4) ¿Omri era mejor que Zimri ? (vv. 25-26)
(5) ¿Acab era mejor que Omri ? (vv. 30-32)
(6) De estos tres, ¿quién era peor a los ojos de Jehová? ¿Por qué?
(7) Parece que en cada caso, la Biblia describe la maldad del rey con una frase como “hizo lo malo a los ojos del Señor más que todos los que fueron antes que él” ¿Qué mensaje la Biblia busca transmitir?
(8) Lea Josué 6:26 sobre la maldición que Josué profetizó contra Jericó:
a. ¿Cuál pudo haber sido el propósito de la maldición?
b. Parece que desde la época de Josué hasta la época de Acab, habían transcurrido más de 500 años. ¿Qué posibles razones pudo haber tenido Hiel para reconstruir Jericó?
c. ¿Por qué nadie en Israel había buscado reconstruir Jericó en los 500 (o más) años anteriores?
d. ¿Qué lección podemos aprender de este incidente?
(9) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
“En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun." (RVR1960) (1 Rey. 16:34)
Jericó fue la primera ciudad fortificada que Israel atacó después de cruzar el río Jordán. Fue una prueba de que Dios estaba cumpliendo su promesa de llevar a Israel a la Tierra Prometida. La destrucción de Jericó demostró que todo era obra de Dios, mostrando a los cananeos que el Dios de Israel "es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra", el Dios a quien todas las naciones y pueblos deben adorar (Jos. 2:11). Por lo tanto, la maldición que se pronunció contra Jericó sirvió para recordarles a todos que la voluntad de Dios y Su obra no pueden ser frustradas.
Para la época de Acab, ya habían transcurrido unos 500 años desde la destrucción de Jericó. Es interesante notar que nadie se había atrevido a reconstruirla (es decir, a convertirla nuevamente en una ciudad fortificada). Sin embargo, para la época de Acab, la ciudad de Jericó de Benjamín, que estaba ubicada en el límite de la tribu de Efraín (Josué 16:7), había llegado a su posesión, y al fortificarla podría aumentar considerablemente el poder de Israel sobre Judá.
El propósito de la reconstrucción de Jericó (según el uso del término en 1 Reyes) fue sin duda transformar la ciudad nuevamente en fortaleza, y Hiel lo habría hecho por orden de Acab. Aunque esto demostró cuán malvado era Acab, la maldición afectó directamente la familia de Hiel, que pagó el precio por su descarado desprecio de la Palabra de Dios.
Sin embargo, este antiguo incidente sirve para recordarnos que no se debe tomar la Palabra de Dios a la ligera aunque fue dicha hace mucho tiempo. Tal como dice el salmista: “Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos” (RVR1960) (Sal. 119:89).
Es durante esta época tan malvada que nos encontramos con uno de los profetas más grandes de todos los tiempos—Elías.
17:1-6—El llamado de Elías
(1) ¿Qué le pidió Dios a Elías que hiciera? (Galaad probablemente se refiere a la tierra al noreste de Jordania, aunque algunos eruditos piensan que Tisbe pudo haber sido una ciudad en Galilea; la capital de Acab estaba en Samaria.)
(2) Si usted fuera Elías, ¿habría dudado en ser el mensajero de Dios? ¿Por qué o por qué no?
(3) ¿Qué pensaba el apóstol Santiago sobre el poder de la oración de Elías? (Santiago 5:17-18)
(4) Aunque la tierra sufrió una sequía severa, ¿cómo Dios satisfizo las necesidades de Elías, y por cuánto tiempo? (vv. 2-6)
(5) En su opinión, ¿cuál fue la parte más milagrosa de este evento?
17:7-16—El primer milagro no duró
(6) ¿Cómo se habría sentido Elías al percatar que su profecía también provocó que el arroyo del que dependía para obtener agua se secara? ¿Piensa usted que pudo haberse quejado con Dios? ¿Usted lo haría si fuera Elías?
(7) ¿Qué le dijo Dios a Elías que hiciera a continuación? Tenía que viajar desde el extremo este de Israel hasta el extremo oeste—la tierra de los gentiles, Sidón, donde recibiría provisiones de una viuda. ¿Eso tiene algún sentido?
(8) ¿Cómo podría haber respondido a ese plan de Dios?
(9) ¿Cuál fue la primera petición de Elías (v. 10)? ¿Cómo respondió la viuda?
(10) ¿Qué le pidió Elías después (v. 11)? ¿Por qué dividió su petición en dos partes? ¿Cómo respondió la viuda a la segunda parte de su petición? (v. 12)
(11) Dada la terrible situación de la viuda, ¿por qué Dios envió a Elías a su casa? ¿Por qué no usó a una familia rica para mantenerlo?
(12) ¿Cuál fue la respuesta de Elías a la mujer?
(13) ¿Cómo piensa usted que funcionó este milagro?
a. Cuando la harina y el aceite eran usadas, la tinaja y la vasija se llenaban instantáneamente de harina y aceite.
b. Sin ser reabastecidos, el frasco y la jarra continuaban teniendo un puñado de harina y un poco de aceite, como antes.
(14) Por lo tanto, ¿qué clase fe se le exigió a la mujer?
(15) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías." (RVR1960) (1 Rey. 17:16)
Aunque la aparición de Elías fue bastante repentina y no conocemos la ciudad de Tisbe, no necesariamente quiere decir (como dicen Schmidt y algunos otros eruditos) que él fuera un gentil que de repente se viera obligado a servir a Dios. De hecho, sus palabras a Acab muestran que siempre había servido al Dios de Israel (17:1), y su obediencia asombrosamente audaz al mandato de Jehová también muestra que él conocía muy bien al Señor. Sin embargo, este mandato fue quizás la mayor prueba de su fe hasta el momento.
El viaje desde Galaad, donde estaba su ciudad natal al oriente del Jordán, hasta la Samaria de Acab, que estaba situada al noroeste de Israel, era largo; pero el viaje posterior, desde el río Jordán hasta Sidón (en la costa mediterránea), donde vivía la viuda, era aún más largo y difícil, especialmente en las condiciones de sequilla, provocadas por su propia profecía. Obedecer al mandato de Dios a menudo conlleva hacer sacrificios, ¡a veces sacrificios enormes!
Pero a menudo, la obediencia también nos lleva a experimentar de primera mano las provisiones milagrosas de Dios. Es obvio que Elías tuvo que esconderse en el arroyo Querit (que estaba al oriente del río Jordán) y posteriormente en la tierra gentil de Sidón para su propia protección. Durante el proceso, experimentó la gran fidelidad de Dios.
Mientras que todos los demás habitantes de la tierra tenían que andar en búsqueda de agua potable, Elías no necesitaba afanarse por el agua; él bebía directamente del arroyo todos los días. Y eso no fue todo: los cuervos no solo le traían comida, sino que le “traían pan y carne por la mañana, y pan y carne al atardecer” (17:6). Elías se lo estaba pasando muy bien, por lo menos hasta que se secó el arroyo.
No tengo idea de si Elías se quejó con Dios cuando se dio cuenta de que el arroyo se secaba poco a poco; sin embargo, cuando Dios le pidió que dejara su tranquilo lugar que (¿durante los últimos años?) le había servido de refugio y viajara hasta Sidón para ser sustentado (contra cualquier lógica) por una viuda gentil, ¡Elías probablemente tuvo algunas inquietudes! El hecho de que inicialmente no se atreviera a pedirle comida a la mujer, sino solo una bebida, tal vez sea un indicio de su vacilación. ¿Cómo podía ser tan insensible como para pedirle algo tan grande a una viuda que se encontraba en una terrible situación?
Al final resultó que Dios no solo usó la fuente más improbable para proveer para Su siervo, ¡sino que también usó a su siervo como un medio para salvar a la viuda de su difícil situación!
A menudo me pregunto cuál de los dos tuvo que ejercer más fe ―¿Elías al tener que depender de esta viuda que vivía en un estado miserable, o la viuda al tener que estar dispuesta a darle su último puñado de harina y última gota de aceite?
(1) ¿Qué habría aprendido la viuda sobre (a) Elías y (b) el Dios de Israel a lo largo de su experiencia diaria del reabastecimiento continuo de la harina y el aceite?
(2) Ella sin duda estaba agradecida por lo que había sucedido, por lo menos hasta que su hijo murió:
a. ¿Cómo reaccionó ella ante de la muerte de su hijo? (v. 18)
b. ¿Qué nos muestra su respuesta sobre su fe?
(3) ¿Cuál fue la respuesta inmediata de Elías a la muerte del hijo de la viuda?
(4) ¿Lo que le dijo al Señor estuvo correcto? ¿Por qué o por qué no?
(5) ¿Cómo reaccionó la viuda ante la resurrección de su hijo? (v. 24)
(6) ¿Qué sabía ella acerca de Elías y Jehová antes de estos eventos?
(7) ¿Por qué fue necesaria la muerte y resurrección de su hijo para que ella realmente "conociera"?
(8) ¿Qué pudo haber significado este incidente para Elías? (Vea el comentario de Jesús sobre este incidente en Lucas 4:25-26.)
(9) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
“Entonces la mujer dijo a Elías: 'Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca'.” (RVR1960) (1 Rey. 17:24)
El relato sobre el tiempo en que Elías estuvo hospedado con la viuda en Sidón no es un simple interludio en la historia que conduce a la poderosa victoria de Dios sobre Baal y sus profetas (1 Rey. 18). Baal era un simple agente de Satanás, y Dios reveló una victoria aún mayor sobre Satanás al ganarse el corazón de esta viuda de Sidón.
A través del milagroso reabastecimiento diario de su harina y aceite, y mediante la hospitalidad que le brindó a Elías al proporcionarle comida y alojamiento, la viuda habría aprendido que Elías tenía un poder milagroso; y las enseñanzas de la Ley de Moisés que Elías sin duda tuvo la oportunidad de transmitir a la viuda también le habrían dado cierto conocimiento del Santo de Israel.
Sin embargo, ella posiblemente aún pensaba en Elías como un simple hacedor de milagros, no muy diferente de los profetas de sus dioses paganos; y en cuanto las palabras de Jehová, por muy buenas que sonaran, no habrían parecido muy diferentes de las normas y reglamentos religiosos del Antiguo Cercano Oriente. Es obvio que estaba muy agradecida por lo que Elías había hecho y contaba sus bendiciones en medio de aquella sequía tan severa que azotaba la tierra. Pero su sentimiento de bienaventuranza fue de poca duración.
Parece que la muerte de su hijo le convenció de quiénes realmente eran Elías y su Dios, puesto que le manifestó la santidad de Jehová. Sin embargo, su fe era una fe de puro miedo. Si bien sus palabras en el v. 18 pueden parecer una queja, en realidad son una confesión de su pecado.
Sin embargo, la
resurrección de su hijo cambió totalmente su perspectiva de Jehová, puesto que había hecho conocer al Señor como el Dios dador de
vida y perdonador, al mismo tiempo que confirmó el hecho de que Elías no era un simple hacedor de
milagros, sino un hombre de Dios.
Mientras Acab e Israel habían abandonado a Jehová para adorar a los ídolos, esta mujer gentil abandonó los ídolos para adorar a Jehová, y su fe se convirtió en una prueba de que Jehová no es solo el Dios de los judíos, sino también el Dios de los gentiles (Rom. 3:29).
En mi opinión, la conversión de esta mujer de Sidón fue una victoria mucho mayor sobre Satanás y sus ídolos que la victoria sobre Baal y sus profetas en el monte Carmelo, por la siguiente razón: ¡Este último no produjo ningún arrepentimiento en Acab e Israel!
Puesto que Jesús nos dijo que la sequía duró tres años y medio (Lc. 4:25), la expresión “el tercer año” probablemente se refiere al periodo en que Elías estuvo en Sidón.
(1) ¿Qué debería haber hecho el rey Acab durante esos tres años y medio?
(2) ¿Qué hizo en su lugar? (v. 10)
(3) ¿Cómo podía haber todavía "hombres temerosos" como Abdías en Israel después de tantas generaciones de reyes malvados?
(4) Conteste a las siguientes preguntas a la luz de que "Abdías era en gran manera temeroso de Jehová" que tenía que servir a un rey tan malo:
a. ¿Por qué no se opuso al rey, sino siguió sirviendo bajo su autoridad?
b. ¿Por qué no se había pasado al lado de Judá, como habían hecho muchos sacerdotes y levitas? (2 Crónicas 11:13-14)
c. ¿Por qué razón había decidido quedarse y servir al rey Acab? (v. 13)
(5) ¿Piensa usted que Acab sabía que Abdías era un hombre temeroso de Dios?
(6) ¿Por qué siguió usando y confiando en Abdías?
(7) Según el razonamiento de Abdías, ¿por qué el rey Acab no había logrado encontrar a Elías? (v. 12)
(8) ¿Qué decidió hacer el rey Acab ante la severidad de la hambruna en Samaria? ¿Por qué? (v. 5)
(9) ¿Puede usted percibir en qué estaba más interesado Acab?
(10) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
“Abdías era en gran manera temeroso de Jehová. Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua." (RVR1960) (1 Rey. 18:3-4)
En medio de toda la iniquidad y la adoración de ídolos en Israel bajo Jeroboam, Nadab, Baasa, Ela, Zimri , Omri y ahora Acab, uno podría pensar que no había quedado profetas piadosos en Israel, y que sin duda ya no había líderes piadosos en la corte real. Pero no era así. Además de los 100 profetas que habían sido escondidos por Abdías, el administrador del palacio del rey, aprendemos más tarde que Dios había reservado "siete mil en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y toda boca que no lo ha besado" (1 Rey. 19:18). Esto debería alentarnos a no desanimarnos “aunque el mal a menudo parezca tan fuerte” (del himno en inglês This is My Father’s World); Dios todavía tiene el control, y hay muchos más que permanecen fieles a Él de lo que pensamos.
Sin embargo, yo creo que Abdías es un buen ejemplo de una persona que es muy consciente del papel que Dios le ha dado Dios en un momento sumamente perverso.
La Biblia no explica cómo Abdías había llegado a ser un creyente "en gran manera temoroso de Jehová", pero sabemos que cuando fue ascendido al puesto de administrador del palacio, no se dejó influir por la fortuna ni el poder, ni tampoco sintió obligado a desertar a Judá como muchos de los sacerdotes y de los levitas, seguidos por los que “habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel” (2 Crónicas 11:16). Él decidió permanecer allí a pesar del riesgo que representaba a su vida, porque sabía que Dios tenía un propósito al darle su puesto, y lo usó para albergar a 100 profetas durante la época de persecución por Jezabel (1 Rey.18:4).
Yo creo que Acab sabía sobre lo que había hecho, o al menos no estaba ciego en cuanto al carácter piadoso de Abdías. De ser así, ¿por qué seguió usando a Abdías? Yo creo que siempre hay algo de atractivo en cada persona piadosa que es admirado y apreciado, incluso por los gobernantes más viles. Daniel es uno de los ejemplos más destacados de esto, mientras que Abdías es menos conocido; de todos modos, ambos estuvieron dispuestos a servir bajo gobernantes malvados porque entendían que Dios los había establecido en el reino “para esta hora” (Est. 4:14).
En otras palabras, ¡sabían que habían sido reclutados por Dios para ser Sus agentes encubiertos!
(1) ¿Cómo se Acab se atrevió a acusar a Elías de ser el perturbador?
a. ¿Acaso no sabía que todo había sido la obra de Dios?
b. ¿Qué esperaba lograr al intimidar al siervo de Dios?
c. ¿Lo logró?
(2) A juzgar por la acusación con la que Elías rebatió a Acab, ¿cuán difundido estaba el pecado de la idolatría? (Tenga en cuenta que Baal era el dios principal de los fenicios y los cananeos, cuyo culto tenía su sede principal en Tiro, mientras que Asera era su deidad femenina.)
(3) ¿Por qué Acab accedería al mandamiento de Elías?
(4) ¿Cómo desafió Elías al pueblo, y por qué no le respondieron nada? (v. 21)
(5) ¿Por qué Elías enfatizó al pueblo (probablemente un público compuesto por los líderes o representantes de las diez tribus) que “sólo yo he quedado profeta de Jehová”? (v. 22)
(6) Desde una perspectiva humana, ¿quién acabaría perdiendo en este encuentro?
(7) Dado que Dios había sido quien llamó a Elías para confrontar a Acab (18:1), este plan obviamente fue inspirado por Dios:
a. ¿Cómo Elías demostraría que Jehová es Dios?
b. ¿Podemos duplicar este milagro hoy?
c. ¿Cómo, entonces, podemos demostrarle al mundo que Jesús es Dios?
(8) ¿Por qué Elías permitió que los profetas de Baal eligieran primero qué toro usar para su sacrificio?
(9) ¿Qué estaban pensando los profetas de Baal mientras oraban, gritaban y bailaban en vano?
a. ¿De verdad esperaban que Baal respondiera?
b. ¿Qué habrían pensado que pasaría en el peor de los casos?
(10) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
“Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ese sea Dios." (RVR1960) (1 Rey. 18:24)
Es obvio que el enfrentamiento entre Elías y los profetas de Baal en el Monte Carmelo fue inspirado por Dios; de lo contrario, Elías no se habría atrevido a tentar a Jehová, ya que sabía que era solo una persona contra 450 (18:22); si no hubiera sido de Dios, habría sido una forma segura de terminar muerto. Pero Elías estaba seguro de que Dios enviaría fuego para consumir el toro que mataría en el altar. Estaba tan seguro de la vindicación de Dios que dejó que los profetas de Baal eligieran qué toro usar y pidió al pueblo que mojara la ofrenda y la leña tres veces (18:34). Todos sabemos el resultado. Sin embargo, también sabemos que Dios rara vez repite ese tipo de milagro hoy; por lo tanto, nos quedamos con la pregunta: "¿Cómo podemos demostrarle al mundo hoy que Jesús es Dios?".
Creo que es importante reconocer que ni siquiera este milagro tan impresionante logró convencer al rey Acab o al pueblo a regresar a Dios. De hecho, la reina Jezabel permaneció totalmente impasible ante su derrota (19:1-2). En otras palabras, aunque Dios fue vindicado a través de este maravilloso milagro, los milagros en sí no son la clave para lograr el arrepentimiento y la fe en Dios, sino la convicción interna del Espíritu Santo. Jesús dijo lo siguiente acerca del Espíritu Santo: “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Jn. 16:8).
Han pasado casi 2000 años desde la era de los Apóstoles. Si bien los milagros del tipo descrito en los Hechos de los Apóstoles parecen ser muy escasos, la obra poderosa del Espíritu Santo para convencer a las personas del pecado y vindicar la verdad del señorío de Jesucristo no ha cesado. La propagación del evangelio hasta los confines de la tierra, y los miles de millones de personas que han llegado a poner su fe en Cristo en esta época pos-apostólica dan testimonio del poder milagroso del Espíritu Santo.
Se nos ha encomendado hoy tomar continuar la obra de la Gran Comisión, y mientras seamos fieles a nuestro encargo de hacer discípulos de todas las naciones, ¡la promesa de la poderosa presencia de Dios a través de la obra del Espíritu Santo seguirá siendo nuestra vindicación que probará al mundo de que Jesús es Dios! (Mateo 28:18-20)
18:26-29—La oración de los paganos
(1) Describa cómo oraron los profetas de Baal.
(2) ¿Por qué oraron así?
(3) A pesar de las burlas que Elías dirigió contra ellos, ¿qué suposiciones erróneas acerca de Dios habrían formado la base de la oración pagana?
(4) ¿Los profetas de Baal realmente esperaban que el dios escuchara sus oraciones? ¿Por qué?
18:30-37—La oración de Elías
(5) ¿Qué nos muestra el estado del altar “derribado” sobre la condición espiritual de Israel?
(6) ¿Cómo reconstruyó Elías el altar que estaba en ruinas? (vv. 31-32)
(7) ¿Por qué Elías intencionalmente empapó con agua la leña y la ofrenda?
(8) Estudie las palabras de la oración de Elías, dividiéndola en secciones significativas.
(9) ¿En qué aspectos la oración de Elías fue diferente de la de los profetas de Baal?
18:38-46 —Dios responde a la oración
(10) ¿Cuál fue la reacción del pueblo al ver el fuego que cayó del cielo? ¿Qué pudo haber faltado en su respuesta?
(11) ¿Acaso Elías no debería haber ordenar al pueblo que matara también al rey Acab? ¿Por qué o por qué no?
(12) Los vv. 41-46 nos muestran que Elías demostró su fe en Dios:
a. ¿De qué manera(s) Elías manifestó su gran fe en Dios?
b. ¿De qué manera(s) Elías dejó ver que luchaba con su fe, al igual que usted y yo?
(13) ¿Qué lección debería haber aprendido el rey Acab de este incidente?
(14) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
“Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas." (RVR1960) (1 Rey. 18:36)
La batalla épica en el monte del Carmelo no fue tanto un enfrentamiento entre Elías y los profetas de Baal, sino una batalla entre el Dios de Israel y Baal. Si bien el resultado no dejó dudas sobre quién era el Dios Verdadero, también revela que aún tenemos mucho que aprender sobre cómo debemos orar y cómo no debemos orar.
Los profetas paganos tuvieron que gritar en voz alta, bailar e incluso cortarse con espadas y lanzas hasta que su sangre chorreaba sobre ellos, reflejando así su comprensión de quién era Baal:
- Tenían que gritar, como si Baal no pudiera oírlos o estuviera demasiado lejos para oírlos.
- Bailaban, quizás como una tradición de celebración con el fin de complacer a los dioses o como un medio para invocar la participación de los dioses.
- Se cortaban a sí mismos para mostrar su sinceridad y seriedad.
Elijah resumió bien sus presuposiciones, en el sentido de que creían que su dios era como ellos — un ser humano que estaba absorto en sus pensamientos y no podía ser molestado, un ser demasiado ocupado con otros asuntos para escuchar sus oraciones, demasiado lejos para ser llamado de inmediato o demasiado cansado, de modo que necesitaba ser despertado. En otras palabras, Baal no era omnisciente, no era omnipresente y sin duda no era omnipotente.
Por otro lado, la oración de Elías no solo mostró que su Dios era omnisciente, omnipresente y omnipotente, sino también un Dios fundamentado en la fidelidad y en la historia:
- Elías invocó a Jehová, el Dios de Abraham, Isaac e Israel — el Dios que estaba comprometido con el pacto que había hecho con sus antepasados — un Dios que siempre es fiel.
- Jehová es el Dios de Israel — el Dios que también ha decidido ligarse a sí mismo a la historia, la historia de Israel.
- Elías era el siervo de Dios — lo único que hizo fue obedecer la orden de Dios.
- Su súplica fue que Dios manifestara Su gloria — para que el pueblo supiera que Jehová es Dios.
- Su súplica también fue por el bien del pueblo — ¡que se arrepentieran y volvieran a Jehová!
La oración de Elías es un ejemplo para nosotros, en el sentido de que mientras oramos no debemos olvidar que nuestro Dios no es un Dios que existe solo en nuestra imaginación, sino un Dios que ha establecido Su veracidad y fidelidad a lo largo de los miles de años de la historia humana.
(1) ¿Qué debería haber hecho el rey Acab después de presenciar el poder milagroso de Dios en el monte Carmelo?
(2) Jezabel escuchó la misma historia y se enteró del asesinato de todos los profetas de Baal.
a. ¿Cómo debería haberse sentido?
b. ¿Qué debería haber hecho?
c. ¿Que hizo? (v. 2)
d. ¿Qué clase de persona era Jezabel?
(3) ¿Cuál fue la reacción inmediata de Elías ante esta amenaza?
a. ¿Por qué Jezabel amenazó con matar a Elías?
b. ¿Acaso no debería haber simplemente enviado personas a matarlo en lugar de advertirlo?
c. ¿Por qué, entonces, Elías tuvo tanto miedo que huyó por su vida, incluso después de una victoria tan tremenda?
d. A la luz de esto, ¿qué significó esta victoria para Elías?
e. ¿Cuál fue su problema?
(4) El viaje desde Jezreel en el norte hasta Beerseba en el extremo sur era muy largo, y después de viajar un día por el desierto, Elías habría tenido mucho tiempo para reflexionar:
a. A la luz de cómo Dios había contestado sus poderosas oraciones, haciendo que la lluvia se detuviera y volviera a caer, ¿qué clase de Dios había demostrado ser para Elías?
b. A la luz de cómo Dios le había proveído milagrosamente en el arroyo Querit a través de los cuervos (17:5-6), y en Sidón a través de una pobre viuda gentil (17:15-16), ¿qué clase de Dios había demostrado ser para Elías?
c. ¿Qué había sucedido en el Monte Carmelo hacía solo unos pocos días o semanas? ¿Qué clase de Dios había demostrado ser para Elías?
(5) ¿En qué sentido Elías se consideró "no mejor que mis padres"?
(6) ¿Fue esa la verdadera razón por la cual pidió morir? ¿Por qué o por qué no?
(7) ¿Realmente quería morir?
(8) ¿Cómo respondió Dios a su petición? (vv. 5, 7) ¿Por qué?
(9) ¿Cómo describiría usted la condición física, emocional y espiritual de Elías en ese momento?
(10) Si estaba tan cansado que ni siquiera podía pensar después de ser refrescado por el ángel, ¿qué pudo haber pasado por su mente a lo largo de los próximos cuarenta días, y cuál pudo haber sido su propósito al caminar hasta Horeb, “el monte de Dios” (Éxodo 3:1)?
(11) ¿Cuál es el mensaje principal para usted hoy, y cómo puede aplicarlo a su vida?
"Él tuvo miedo, y se levantó y se fue para salvar su vida;" (LBLA) (1 Rey. 19:3)
El giro inesperado que dieron los eventos desde la gran victoria de Elías en el Monte Carmelo hasta su huida al extremo sur de Judá sin duda ha tomado por sorpresa a los lectores de todas las épocas. Al mismo tiempo, sirve para enfatizar que todos somos humanos; realmente no hay superhéroes entre nosotros, tal como afirma el apóstol Santiago: “Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras” (Sant. 5:17).
Algunas Biblias (como la LBLA) traduce el v. 3 con la expresión “Él tuvo miedo, y se levantó y se fue para salvar su vida”, pero esa traducción es un tanto interpretativa, ya que la palabra original que los traductores tradujeron como “tuvo miedo” realmente es “viendo” (RVR1960). Por lo tanto, ¿qué vio Elías?
Pues bien, Elías había visto que sus oraciones fueron maravillosamente respondidas — su oración por la sequía que había durado tres años y medio, y su oración por el regreso de la lluvia.
También había visto las maravillosas provisiones de Dios por medio de los cuervos en el arroyo Querit y en Sidón por medio de la viuda pobre.
Acababa de presenciar la incomparable demostración del poder de Dios al enviar fuego desde el cielo para consumir su ofrenda. En otras palabras, "¡Dios había hablado!"
¡También había visto al pueblo ponerse de su lado en la matanza de todos los profetas de Baal!
En
otras palabras, la situación había cambiado, Dios había ganado la victoria y llevado a cabo Su obra — ¡ya no había necesidad de correr, de temer por su vida! Por lo menos fue lo que pensó.
¿Cómo pudo el rey Acab no arrepentirse? ¿Cómo pudo la reina Jezabel no renunciar su arrogancia? ¿Cómo pudo el pueblo no volver a Jehová?
Sin embargo, justo cuando pensaba que había cumplido su misión, escuchó las palabras de amenaza de Jezabel. Sin embargo, pensemos un poco sobre Jezabel: si ella realmente hubiera querido matar a Elijah, ¿le habría avisado con anticipación? ¿Acaso no hubiera a alguien para matarlo de inmediato? El hecho de que hizo público su amenaza revela que no sabía qué hacer con Elías. De hecho, después de lo que había sucedió en el Monte Carmelo, ¡quién estaba asustada era ella, y no Elías! ¿Cómo podría no serlo?
Después de todos los milagros que Elías había presenciado a lo largo de los tres años y medio anteriores, lo único que necesitaba hacer era orar a Dios y preguntar cuál debería ser su próximo paso. ¡Debería haber aprovechado la gran victoria en el Monte Carmelo para convocar al pueblo a levantarse contra Jezabel!
Pero Elías ya estaba cansado y agotado físicamente, especialmente después de haber corrido delante de Acab mientras regresaba a Jezreel.
También estaba agotado emocionalmente después de tres años y medio de esconderse. Los años en el arroyo Querit no fueron exactamente un retiro, y vivir en Sidón, la sede del poder de Jezabel, también habría requirido mucha fe. La gran victoria en el Monte Carmelo tampoco fue pan comido; fue un peso emocional porque pensaba que era “el único que ha quedado de los profetas del Señor” (18:22).
Y justo cuando pensaba que se había ganado la victoria completa, "vió" el espíritu inquebrantable de Jezabel. Estaba cansado de todas las batallas espirituales; anhelaba descansar y corrió. ¡Tiró la toalla!
Es lamentable que en ese largo viaje desde Jezreel a Beerseba, su mente no estuvo enfocado en los maravillosos éxitos de los últimos 3 años y medio, sino en huir. Sabía que no debería haberlo hecho, y por eso dijo, "yo no soy mejor que mis padres”!
Bueno, yo le preguntaría a Elías: "¿Por qué te comparas con tus antepasados?" Todos somos humanos. Si no fuera por la gracia de Dios, ¡todos huiríamos, usted también! Pero mira a Dios: ¡Él comprende! No le dirigió ninguna palabra de reprensión, solo palabras de comprensión y compasión, incluso cuando falló: “Levántate, come, porque es muy largo el camino para ti” (19:7).